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Texto académico de evaluación continua
Sociología y Estructura Social
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
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La diferenciación social constituye una precondición necesaria para la
desigualdad social, la cual, institucionalizada, da lugar a una determinada
estratificación social. Es objeto de este ensayo analizar, desde una
perspectiva comparada (Estados Unidos, Japón y Alemania), qué función desempeña
el sistema educativo y la igualdad de oportunidades en esta secuencia causal. Con
respecto a la diferenciación social,
un sistema educativo debe perseguir una efectiva igualdad de oportunidades para
sus estudiantes mediante la suficiente permeabilidad y flexibilidad para que las
diferencias individuales no menoscaben la efectividad y eficiencia del sistema
educativo. ¿Cuáles son las consecuencias del encauzamiento como instrumento de
gestión educativa para abordar las diferencias de rendimiento académico? Con
respecto a la desigualdad social debe
existir un acceso equitativo a los recursos educativos disponibles por parte de
todos los estudiantes susceptibles de recibirlos. ¿Cómo y por qué algunos
estudiantes tienen un acceso preferencial a la educación? Con respecto a la estratificación social, el sistema educativo
debe constituir una verdadera estructura mediadora en el
proceso de logro personal que fomente los procesos de movilidad social, superando,
si este es el deseo de las personas, sus limitaciones adscripcionales.
¿Cómo influyen los orígenes de clase en el sistema educativo? ¿Quién recibe qué
y por qué? Todos estos factores serán determinantes para la posición ocupada
posteriormente por cada persona en la estructura ocupacional, de autoridad y de
propiedad.
EDUCACIÓN,
DESARROLLO HUMANO E IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. Una oportunidad es una
conveniencia de tiempo y lugar determinados, en base a la que disponemos de una
situación valorada como beneficiosa para nuestros intereses. Como ciudadanos,
disponemos de una oportunidad de desarrollo vital cuando, aquí y ahora, el sistema
educativo nos ofrece la posibilidad de desarrollar nuestro perfil competencial,
nuestro talento individual. En la medidas que posibilita nuestro desarrollo, la
educación debe ofrecer las mismas oportunidades vitales a todas las personas ya
que, de lo contrario, deviene en una estructura de desigualdad social. Esta
afirmación obliga a plantearnos tres cuestiones:
(1)
¿Qué importancia tiene el sistema
educativo en nuestro desarrollo humano? Primordial. El Índice de Educación es uno de los tres índices sobre los que se
basa el Índice de Desarrollo Humano
(IDH), que anualmente elabora el PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el
Desarrollo) [1]. Nos centraremos en las
similitudes y diferencias de los sistemas educativos de Estados
Unidos, Japón y Alemania, tres de los países que en 2011 acreditaron un nivel muy alto de desarrollo humano [2].
Como se aprecia en la Tabla 1 (Anexo: Tablas y Gráficos), Estados
Unidos invirtió más en educación y acreditó un mayor Índice de Educación que
Japón y Alemania. ¿Garantiza esto mejores y más igualitarias oportunidades de desarrollo?
(2)
¿Qué es la igualdad de oportunidades en
el ámbito educativo? ¿Darles a todos los alumnos lo mismo, igualdad de inputs? ¿Igualar sus resultados
académicos, igualdad de outputs? O
bien, ¿igualar sus resultados académicos considerando el esfuerzo diferencial e
individual de cada persona? La igualdad
de inputs requiere proporcionar igual cantidad de recursos educativos a
todos los individuos (gasto por alumno). La igualdad
de outputs implica la obtención de idénticos resultados escolares. En el caso de la
educación, una política de igualdad de oportunidades debe distinguir entre los factores que
están fuera del control del alumno y que influyen en su capacidad para
aprovechar los recursos educativos puestos a su disposición (rendimiento
académico) de los factores que están dentro de su esfera de control (su esfuerzo).
Así pues, la igualdad de oportunidades educativas debe conducir a que los
resultados entre individuos puedan variar, pero sólo como consecuencias de las
elecciones personales y no por efecto de sus características socioeconómicas.
Para ello, con la participación de las familias y de la
sociedad en general, el Estado tiene la responsabilidad indelegable de, sobre
la base de los valores de igualdad, justicia y libertad, garantizar una
efectiva igualdad de oportunidades de aprendizaje basada en una distribución equitativa de los
recursos invertidos en la educación
pública. No obstante, este planteamiento no siempre conduce a los
resultados esperados [3].
(3)
¿Cuáles son las consecuencias del sistema
educativo en las oportunidades vitales de los ciudadanos? Determinantes,
por cuanto la educación constituye el instrumento básico que, sobre la base de
una determinada adscripción, puede potenciar el logro que permita la ulterior movilidad
social. La educación, como estructura mediadora
en el proceso de logro, ¿contribuye a fomentar la igualdad o reproduce las
desigualdades de clase por medio de la herencia? A medida que nuestra sociedad
avanza y aumenta el nivel educativo de la población, la educación adquiere cada
vez más importancia para el logro, la adscripción y la desigualdad de ingresos.
Dado que el acceso a las mejores posiciones ocupacionales depende de un mayor nivel
educativo, asistir a la universidad es un mecanismo clave de adscripción de
clase y de logro [4].
ESTADOS
UNIDOS, JAPÓN Y ALEMANIA: DIFERENCIAS Y SIMILITUDES EN EL ÁMBITO EDUCATIVO. Conforme
a lo publicado por el Economy Weblog
del Instituto de Empresa [5], en
el año 2010, el Coeficiente de Gini fue de 0,249 en Japón, 0,283 en Alemania y
0,408 en Estados Unidos. ¿Cómo influye el sistema educativo en esta desigualdad
social? ¿Ofreciendo menores oportunidades vitales a sus ciudadanos? Para
responder a éstas y otras cuestiones vamos a analizar comparativamente los
casos de los tres países citados con respecto a cinco cuestiones clave en la
relación entre educación e igualdad de oportunidades:
(1) Itinerario Educativo y Segundas
Oportunidades. El sistema
educativo japonés se asemeja al de Estados Unidos en los cursos y niveles que
deben superar los estudiantes. La enseñanza primaria y el bachillerato
elemental son obligatorios y casi todos los centros son públicos, sin
segregación de clases: en las aulas se mezclan todas las clases sociales. Igual
que en Japón y Estados Unidos, en Alemania (con una educación diferente según
el Länder por ser una competencia
regional) existe enseñanza preescolar y primaria para las masas. Sin embargo,
en el cuarto año de primaria comienza la diferenciación entre los estudiantes. En
Japón, también cambia la situación en los centros de enseñanza secundaria.
Cerca del 95% de los estudiantes terminan sus estudios secundarios en unos institutos
clasificados por nivel de capacidad: lo más importante son sus exámenes de
ingreso porque determinan en qué centro se estudiará, o lo que es lo mismo, a
qué universidad (de entre las mejores) podrá accederse años después, previa selectividad.
Una vez que al estudiante japonés se le asigna un instituto, es difícil cambiar:
el resto de su vida queda condicionado por su instituto asignado y su universidad.
Así pues, Japón ofrece segundas oportunidades limitadas a quién no acredita
buenas calificaciones desde el inicio. En cambio, Alemania encauza de un modo
menos rígido que Japón, pero, a su vez, menos flexible que Estados Unidos,
dónde las personas tienen una segunda oportunidad en su madurez. Aunque no de
un modo tan extremo como en Japón, en Alemania, cuando una persona llega a los
treinta y tantos años, sus oportunidades de cambiar a una profesión que
requiera educación universitaria son muy limitadas.
(2) Vinculación Escuela y Empresa. Una de las fuerzas del sistema
educativo japonés estriba en los vínculos entre los centros de enseñanza y las
empresas que emplean después a los estudiantes, los cuales garantizan que
reciben los conocimientos necesarios en una sociedad industrial moderna y les
aseguran un empleo al término de los estudios. En este sentido, los jóvenes
alemanes que no van a un Gymnasium
acceden a una formación profesional para un determinado tipo de puesto de
trabajo a través del sistema de enseñanza profesional dual (mitad del tiempo en
la empresa y mitad del tiempo en la escuela). Entre el 50% y el 60% de los
trabajadores alemanes ha recibido esta instrucción para una ocupación
cualificada específica. Esto explica la rigidez y adscripción del sistema
educativo alemán y también su preparación para realizar trabajos específicos,
en los que tienden a permanecer más que los estadounidenses.
(3) Movilidad Social y Logro de Estatus. En Japón existe una mayor movilidad
social (desde posiciones de clase trabajadora hasta posiciones de clase media, acompañada
de un aumento de las Tasa de Movilidad
Circulatoria [6] que indica una mayor
igualdad de oportunidades) que en Estados Unidos o Europa. Si en Europa la Tasa de Herencia de Clase Trabajadora
informa que entre un 39% y un 78% de los nacidos en la clase trabajadora
permanece en ella [7], en Japón es del 21%. Dado
el menor grado de desigualdad social en Japón, el origen de clase es menos importante
para el logro de estatus (educativo y ocupacional) que en Estados Unidos y
Europa. No obstante, las pautas de movilidad intergeneracional de Alemania y
Japón son parecidas con respecto al acceso al primer empleo. Ahora bien, en lo referido a toda la trayectoria laboral la movilidad social es mayor en los
Estados Unidos que en Alemania. Los alemanes se asemejan más a los japoneses
que los estadounidenses: cambian de trabajo con menor frecuencia. En los
últimos años de la vida educativa, la enseñanza alemana está orientada hacia un
determinado trabajo, con lo cual la educación influye en la posición laboral y
en la movilidad social en mayor medida que en Estados Unidos. Debido a que en
Alemania el tipo y la cantidad de educación son más importantes que en Estados
Unidos en la obtención del primer empleo y debido a que los efectos directos de
los orígenes de clase en la educación son más importantes que los efectos de
los orígenes de clase en los últimos empleos de la vida laboral, hay más
adscripción en la movilidad intergeneracional en Alemania.
(4) Encauzamiento Académico. En Japón, el encauzamiento basado en
las notas del bachillerato genera diferencias de clase entre los asistentes a
la universidad. Aunque hay más estudiantes de clase trabajadora en las
universidades más prestigiosas de Japón (un 14%) que en las universidades de
élite norteamericanas, los estudiantes japoneses de clase trabajadora están infrarrepresentados
en las mejores universidades de Japón: el 34% de sus estudiantes proceden del quintil
más rico y sólo el 14% procede del quintil más pobre. El rendimiento escolar
guarda menos relación con el origen de clase en Japón que en Estados Unidos,
pero la evaluación de la capacidad del estudiante tiene un efecto importante en
la posición de clase que ocupará. Como en Japón, en Alemania hay diferencias
relevantes en la estructura de la educación. En Alemania aún pervive un sistema
de enseñanza con un fuerte carácter segregador que distingue a los alumnos a los
11 años y los sitúa en diferentes itinerarios educativos. Al igual que en
Japón, en Alemania se destinan bastantes recursos para proporcionar una
educación general primaria, pero como en Japón y a diferencia de Estados
Unidos, en Alemania se recurre al mérito para distinguir entre los mejores y
los peores estudiantes a una edad temprana. Alemania centra sus recursos en una
formación profesional de calidad para los que no están llamados a la universidad
y en una educación preuniversitaria más general para el 14% de estudiantes que asisten
a los gymnasiums. Por su parte, el 85%
de los institutos estadounidenses encauzan a sus estudiantes mediante
itinerarios diferenciales: mientras a unos se les prepara para la universidad,
a otros se les ofrece formación profesional. El problema es que, además de las
capacidades intelectuales, los orígenes de clase también influyen en el tipo de
trayectoria seguida, separando a los estudiantes conforme a sus orígenes de
clase y raza. ¿Cuáles son las consecuencias? Los estudiantes que están en la
trayectoria universitaria aumentan su rendimiento académico con los años,
mientras que los que permanecen en la trayectoria inferior rinden menos: se
encauza para reforzar las diferencias de clase y fomentar la diferenciación
basada en los orígenes familiares.
(5) Encauzamiento Económico y
Adscripción Educativa. Debido a la diferente capacidad
de las clases sociales japonesas para pagar las juku y a la diferente motivación de hacerlo por parte de las
familias, desde los años de secundaria, existe un sistema de encauzamiento que
tiende a reproducir el sistema de clases, como en Estados Unidos. Siendo cierto
que hay más igualdad de oportunidades en Japón que en la mayoría de naciones
industriales, no es menos cierto que su sistema tiene sus limitaciones en forma
de factores familiares que dan ventaja a los estudiantes de clase alta.
Paralelamente, se constata más adscripción educativa en Alemania que en Estados
Unidos. Los padres alemanes más ricos e instruidos tienen más posibilidades de
dar a sus hijos ventajas en los primeros años, las cuales aumentan sus
oportunidades de logro académico. Frente a casi la mitad de los hijos de cuellos blancos alemanes que asistieron
a la universidad en la década de los ochenta, sólo lo hicieron el 8% de los
hijos de los trabajadores alemanes de cuello
azul. En Estados Unidos la situación no es mucho más equitativa, a pesar
que en las últimas décadas, negros y, en menor medida, hispanoamericanos han
hecho progresos en materia de logro educativo [8].
La
teoría funcional subraya el aspecto
de logro que tiene la educación, en virtud del cual los más talentosos
adquieren la cualificación necesaria para ocupar posiciones relevantes en la
sociedad. Esta visión funcional debe, necesariamente, ser cuestionada por los
siguientes motivos:
a) Un Entorno Familiar
Estimulante. Los niños de familias de clase alta
tienen más probabilidades de tener un entorno familiar que les proporcione la
capacidad intelectual necesaria para tener un buen rendimiento escolar. Ésta es
la razón por la que los niños de clase media aventajan a los de clase baja en
capacidad intelectual, antes incluso de comenzar la escuela. Recuérdese que sólo
el 45% del cociente intelectual (CI) está determinado biológicamente y apenas
guarda relación con la clase
social [9].
b)
Aspiraciones Educativas. El efecto de
los orígenes de clase en la asistencia a la universidad opera a través de las aspiraciones
educativas influenciadas por los padres. Esta variable psicosocial explica
entre el 60% y el 80% de la relación entre los orígenes de clase y el logro
educativo. Los padres de clase alta proporcionan un modelo de rol conducente a
unas mayores aspiraciones educativas, si bien el grupo de compañeros influye
casi tanto como los padres. Para conseguir un mayor logro educativo, el acceso
a compañeros privilegiados es casi tan importante como el acceso a padres
privilegiados. Así mismo, no hay que olvidar el papel desempeñado por las expectativas del maestro en el proceso
de encauzamiento de perdedores y ganadores: los maestros esperan más de los niños
de clase alta y, dado que el trato es diferente, logran un mayor rendimiento (a
modo de profecía que se autocumple).
c)
Orígenes de Clase y Acceso a la
Universidad. En Estados Unidos, 9 de cada 10 estudiantes de clase alta con
un CI alto asiste a la universidad. Este ratio es de 6 de cada 10 cuando se
trata de estudiantes de clase alta con un CI bajo. Entre los estudiantes de
clase baja, sólo 4 de cada 10 accede a la universidad cuando tiene un CI alto y
sólo 1 de cada 10 lo hace cuando tiene un CI bajo. En total y al margen del CI,
el 84,2% de los estudiantes de clase alta asisten a la universidad, mientras
que sólo lo consigue el 20,8% de los estudiantes de clase baja. El origen de
clase está estrechamente relacionado con la asistencia a la universidad [10].
d)
Orígenes de Clase y Rendimiento en la Universidad.
Respecto a cómo terminan los estudios universitarios (tomando como referencia
la nota media del expediente académico), los orígenes de clase son un predictor
muy débil. En la universidad, el logro es más importante que la adscripción. El
origen de clase es muy importante para determinar quién va a la universidad
pero, una vez que el estudiante ha llegado, el origen de clase ofrece poca
seguridad de que los estudios se terminarán.
e)
La Educación como Instrumento de Mantenimiento
de las Fronteras de Clase. La clase alta estadounidense tiene más capacidad
para asegurar a sus hijos una ventaja a través de la educación por cuanto esta
educación es un medio para mantener las fronteras de clase. Cuando la clase
media sólo obtenía títulos de educación secundaria, sus ocupaciones requerían esta
titulación. Pero, al aumentar los hijos de clase media con titulaciones
universitarias y los de clase trabajadora con títulos secundarios, las
ocupaciones de clase media ascendieron exigiendo títulación universitaria. Es
decir, se han mantenido las fronteras de las ocupaciones de clase media a
través del aumento de requisitos educativos. Si bien hubo un tiempo en que la
universidad proporcionaba una posición ocupacional de élite con una
remuneración económica de élite, ahora proporciona una posición de clase media
con sueldo de clase media. En este nuevo escenario aparentemente más
igualitario, es preciso construir nuevas barreras de entrada, las cuales, para
garantizar su efectividad, deben ser de carácter estrictamente económico. Sólo
así la educación continuará proporcionando dos servicios esenciales a la clase
alta y a la clase corporativa: un medio para la herencia de clase y un medio
para seleccionar nuevos miembros responsables que ocupen las posiciones
ocupacionales superiores [11]. En todo caso, un sistema social meritocrático basado en los principios de igualdad de oportunidades y de justicia social debe recompensar, mediante la necesaria y exigible equidad educativa, a la persona más capacitada, sea o no la mejor nacida. Sólo así la educación cumplirá con una de sus funciones medulares para cualquier sistema social: convertir en una realidad tangible todo lo que es potencial antes de traspasar las puertas de las aulas, transitar del «podría ser» al «soy» y evitar el «si yo hubiera podido», patrimonializando para la propia sociedad todo su capital intangible potencial.
[1] Significa esto que el desarrollo
humano se evalúa parcialmente sobre la relación existente entre la expectativa
acerca de la duración de nuestro itinerario educativo y su duración promedio
efectiva.
[2]
Para el año 2011, el Nivel Muy Alto del IDH se
situó en la cifra de 0,894. A modo de referencia, puede decirse que el promedio
de los países de la OCDE fue de 0,873 y el promedio mundial fue de 0,682.
[3] Entre 1990 y el año
2000, Francia incrementó el presupuesto público destinado a educación en un
25%, aumentó el número de docentes en un 2% (para la enseñanza primaria) y en
un 7,8% (para la enseñanza secundaria), descendió el número de alumnos por
factores demográficos en 423.000 en la enseñanza primaria y en 130.000 en la
enseñanza secundaria y aumentó el gasto por alumno entre un 94% (para la
enseñanza primaria) y un 74% (para la enseñanza secundaria). A pesar de estas
condiciones objetivamente más favorables, los resultados educativos no han
mejorado y siguen asociados al origen
social de los alumnos.
[4] En Estados Unidos, los universitarios
que finalizan sus estudios tienen un 49% de ventaja ocupacional sobre los que
no lo hacen, mientras que los que terminan la enseñanza secundaria tienen sólo
entre un 15% y un 29% de ventaja ocupacional sobre los que no terminan. En
1979, un licenciado recibía un 49% más de ingresos que alguien que sólo hubiera
terminado la enseñanza secundaria. Veinte años después, los ingresos del
primero duplican a los del segundo. Y no hay que olvidar que algunas diferencias
en el logro ocupacional y de renta obedecen a la calidad escolar, la cual
explica el 11% de la varianza del logro ocupacional y el 15% de la varianza del
logro de ingresos.
[5] http://economy.blogs.ie.edu/archives/tag/indice-gini
[6] Movilidad ascendente y descendente
debido a la igualdad de oportunidades y no sólo al aumento de empleos en la
parte alta del sistema.
[7] En Estados Unidos, entre los años 1975
y 1995, más de la mitad del 5% más rico eran las mismas personas. Así mismo, el
60% de los incluidos en el cuartil inferior en 1975, permanecían allí en 1995,
mientras que un 21% ascendía hasta el segundo cuartil y un 12% alcanzaba el
tercer cuartil.
[8] Desde 1960 hasta 2000, los negros han
ganado terreno a los blancos en la obtención del grado de bachiller (del 20,1%
en 1960 al 78,5% en 2000) y licenciaturas universitarias (del 3,1% en 1960 al
16,5% en 2000).
[9] Brunner, impulsor de la
Psicología Cognitiva desde la Universidad de Harvard, resumió los resultados de
los principales estudios sobre logros de aprendizaje en los países
desarrollados, concluyendo que el 80% de los logros de aprendizaje son
explicados por variables ligadas al entorno familiar y sólo el 20% se explica
por la acción de las instituciones educativas.
[10] Estos datos resultan
esclarecedores cuando se piensa, por ejemplo, que más de un tercio de las 75
universidades españolas son privadas, buena parte de ellas de carácter
marcadamente religioso. Este mercadeo
privado de lo educativo en todos los niveles de instrucción (ya no sólo en
el universitario) desvirtúa el principio de igualdad de oportunidades
ocupacionales en la trayectoria vital dentro de un sistema social meritocrático
en favor de los cachorros de una
clase alta y una clase corporativa que, desde la certeza que el talento reside
en el ADN de nuestro código genético, han construido y sostienen de facto unos círculos cerrados de poder
(económico y financiero) en los que prioritariamente (por no decir, exclusivamente)
acceden los bien nacidos.
[11] Analicemos un ejemplo paradigmático
en nuestro entorno más cercano. Actualmente, el Programa MBA Executive de ESADE
tiene un precio de 58.900€ y el programa equivalente en IESE, iniciativa creada
por el Opus Dei en 1958 y asociada a la Universidad de Harvard desde 1964,
supera los 60.000€. ¿Es realmente éste el precio del valor de la formación
recibida en 950 horas lectivas? O al contrario, ¿se está remunerando el acceso
al capital social y relacional vinculado (IESE Career Services) y que les permite publicitar en su sitio web que
el 97% de sus estudiantes accede a un empleo asegurado 3 meses después de
finalizar los estudios? (Véase el Gráfico 1). Para calibrar el efecto que esta
realidad educativa tiene en la desigualdad de ingresos, véase el Gráfico 2 que
muestra cómo estos puestos de trabajo alcanzan una remuneración de
150.000€/año. Por último, véase el Gráfico 3 para calibrar el efecto
globalizador que tiene la internacionalización de esta modalidad de adscripción
educativa: sólo 1 de cada 3 ofertas de empleo son desempeñables en España. Un 37% lo son en Europa (con varias
compañías alemanas), un 11% lo son en Asia (con varias compañías japonesas) y
un 6% lo son en Estados Unidos.
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