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openKRATIA reseñada en la Página Oficial de BLUE OCEAN STRATEGY

La página oficial de BLUE OCEAN STRATEGY ha publicado una reseña del trabajo de openKRATIA referido a la aplicación de esta estrategia de análisis en la creación y desarrollo del modelo de negocio de Inditex y ya publicada en nuestro blog (Inditex: Un Océano Azul en la Moda)Puedes consultar la reseña aquí

Se trata de un sitio web de especial interés para aquellas personas dedicadas a la consultoría organizacional en general y a la formación en particular, por cuanto muestra excelentes materiales didácticos, herramientas, un glosario y el análisis de diferentes casos de éxito en la aplicación de esta estrategia como por ejemplo Canon, Cemex, Philips o Ralph Lauren.


Modelo INDITEX: Un Océano Azul en la Moda

Durante los últimos días hemos venido publicando varias entradas relacionadas con el advenimiento y consolidación de UPyD como nueva fuerza política en nuestro sistema de partidos. Este análisis se ha llevado a cabo mediante el framework de estudio conformado por los principios de la Estrategia de Océano Azul (BOS- Blue Ocean Strategy). Así, se ha visto como este partido político parece haber conseguido innovar en valor político y electoral mediante la proposición a nuestro cuerpo electoral de un nuevo encuadre estratégico cristalizado en una innovadora Curva de Valor Ideológica-Política.

Pues bien, en esta nueva entrada presentamos un análisis similar, pero no en el ámbito político, sino en el empresarial. Así, en la siguiente presentación (material formativo para la impartición de un Taller de Innovación y Estrategia Empresarial) mostramos un análisis (sobre datos hasta 2010) del Modelo INDITEX como modelo de negocio basado en la creación de un Océano Azul en la Moda.

El 2010, Inditex Retailing ocupó el lugar 410 entre las 2.000 compañías más importantes a nivel mundial, siendo la única empresa industrial española presente en el ranking. En apenas 10 años, su revaloración bursátil ha sido del 315%. Actualmente, mira a H&M y GAP por el retrovisor: acreditó una cifra de negocio superior a los 12.500 M€, siendo el mayor grupo mundial en la distribución de moda y liderando el mercado mundial de la Fast Fashion. La marca Zara, enseña que lidera su conglomerado de 8 formatos comerciales, tenía un valor en 2010 que ascendía a 7.500 M€. O lo que es lo mismo: el 10% del valor de la marca Coca-Cola que encabeza el ranking, el 34% de Louis Vuitton, el 46% de H&M o el 189% de GAP. Junto con Santander y sólo desde 2009, es la única marca española presente en el ranking de marcas globales. A nivel local, la marca El Corte Inglés representa un valor del 33% del valor de la marca ZARA y Cortefiel un 7%. Estos eran sus dos grandes competidores, el espejo en el que mirarse y el listón a superar, cuando Amancio Ortega abrió su primera tienda Zara en 1975 en A Corunya. 

¿Cuál ha sido su secreto? ¿Cuáles son las claves que explican este crecimiento exponencial y sostenido a lo largo de los años de Inditex? Este recurso formativo trata de responder a esta cuestión. Nos muestra como Zara primero e Inditex después, han sido capaces de detectar océanos azules generando demanda con un modelo de negocio basado en una nueva e insólita (hasta la fecha) curva de valor en el sector del retail téxtil.


INNOVACIÓN POLÍTICA EN VALOR = 10 Minutos en Imágenes (7 de 7)


FRAMING ESTRATÉGICO e INNOVACIÓN en VALOR ELECTORAL de UPyD (6 de 7)

¿Cuál ha sido el framework estratégico generado por UPyD para innovar en valor electoral? En otras palabras, ¿qué factores clave de voto se han erigido en variables independientes para determinar su posicionamiento ideológico como variable dependiente?

1. MOVIMIENTO ESTRATÉGICO. La unidad de análisis para crear una BOS es el movimiento estratégico de la organización en su mercado de referencia y no la organización en sí misma: Swatch transformó el modelo de negocio funcional de los relojes económicos haciéndolo gravitar sobre la moda. Su éxito estratégico radicó en que, mediante el binomio reloj-moda, consiguió someter este producto al mayor consumo vinculado con la rotación de colecciones anuales. Mientras Starbucks revolucionó la industria del café al cambiar la venta de un producto genérico por la experiencia emocional de la atmósfera en la que sus clientes lo disfrutan, The Body Shop siguió la estrategia opuesta: transformó la industria tradicionalmente emocional de los cosméticos en una cosa funcional y pragmática.

La unidad de análisis para crear un océano político azul es el movimiento estratégico del partido político en su mercado electoral de referencia y no en el partido político en sí mismo. ¿Qué decisiones tomó UPyD y qué actuaciones ejecutó para proyectar una propuesta de acción política conducente a la creación de un mercado electoral centrista en el espectro del EID? La piedra angular de una BOS es la innovación en valor ya que, no se trata de utilizar a la competencia política como patrón de comparación, sino aplicar una lógica estratégica diferente: crear valor en nuevos territorios electorales. En lugar de basar la victoria sobre la competencia, el objetivo es lograr que la competencia política pierda relevancia abriendo un espacio nuevo y desconocido en el mercado electoral. UPyD no ha competido con el PP en las posiciones de centro-derecha del EID, ni con el PSOE por las posiciones de centro-izquierda Antes al contrario, ha competido electoralmente con las demás formaciones políticas desde la revitalización del centro ideológico de la política nacional, innovando políticamente en valor mediante un movimiento estratégico con el que ha conseguido alinear la innovación con la utilidad/valor del voto y las posiciones de precio/coste ideológico. Mientras una estrategia ROS basada en la competencia se hubiera sustentado en la disyuntiva dogmática entre el valor y el coste, en la elección entre diferenciarse o ser ideológicamente barato, el movimiento estratégico BOS de UPyD ha buscado simultáneamente la diferenciación y el bajo coste ideológico.

Y lo ha hecho del siguiente modo:


(a) Diferenciación a través de una propuesta de valor para el electorado consistente en posicionarse estratégicamente en el kilómetro 0 del espectro ideológico, ocupando las posiciones 5-6 en el EID. Así pues, ha incrementado el valor electoral para el votante creando un factor electoral de voto (motivo de compra) que desaparecido de nuestro mercado electoral desde la primera mitad de la década de los noventa del siglo pasado. La estructura y fronteras del mercado electoral, aunque consolidadas, no son inmutables y UPyD, como actor político, las ha reconstruido mediante sus actuaciones: «Hemos demostrado que nada es imposible. Hemos roto barreras y tabúes incorporando al debate político propuestas y alternativas que estaban vetadas por el establishment político, económico  y mediático» (Díez, 2007).

(b) Bajo coste ideológico del voto flotante gracias a su transversalidad que, al tiempo que legitima la volatibilidad electoral, reduce la distancia ideológica del voto que busca alternativas. En una ubicación equidistante con respecto a los posicionamientos moderados (tanto de la centro-derecha, como de la centro-izquierda), UPyD ha acabado siendo lugar de tránsito para el voto de castigo de los PAE mayoritarios. De este modo y a través del Cuadro Estratégico configurado, UPyD ha conseguido diseñar una óptima estructura de costes políticos generadora de beneficios y rentabilidad electoral.

2. CUADRO ESTRATÉGICO. ¿Cuál ha sido la propuesta de acción política comunicada por UPyD para lograr 306.079 votos en 2008 y 1.140.242 votos en 2011, es decir, lograr un incremento del 272,53%? O, en otras palabras, ¿cuál ha sido el Cuadro Estratégico conformado por UPyD para lograr su actual cuota electoral? Esencialmente y desde «el inmovilismo conformista de los partidos ya existentes» (UPyD, 2007), UPyD ha redefinido los elementos de valor para el votante mediante el diseño de un nuevo Cuadro Estratégico formulado a través del planteamiento de cuatro preguntas clave tendentes a cuestionar la lógica estratégica y el modelo político y electoral vigente:

(a) ¿Qué factores políticos de decisión electoral deben eliminarse del debate político y que el mercado electoral tiene por inmutables?;

(b) ¿Qué otros factores electorales deben reducirse por debajo de la norma electoral predominante en el mercado electoral de referencia?;

(c) ¿Qué factores electorales deben incrementarse por encima de la norma política y electoral dominante en el mercado político?; y

(d) Y por último, ¿qué factores políticos de decisión electoral deben crearse/introducirse en el nuevo debate electoral y tradicionalmente omitidos por el mercado político de referencia?


Sintéticamente, UPyD ha definido un Cuadro Estratégico de posicionamiento ideológico, político y electoral articulado en seis grandes vértices o factores de decisión, a través de las siguientes cuatro grandes actuaciones estratégicas de innovación política en valor en la escena política de nuestro mercado electoral:

(a) Ha creado/introducido cuestiones como la regeneración del funcionamiento del sistema democrático, la reforma de nuestro sistema electoral y la simetría de la organización territorial del Estado desde una perspectiva europeísta;

(b) Ha incrementado el peso relativo de factores electorales como la reforma constitucional o el laicismo del Estado;

(c) Ha reducido la presencia estratégica (que no táctica) de la priorización de políticas públicas (interior, internacional, económica, social y medioambiental); y

(d) Ha eliminado los posicionamientos ideológicos inamovibles del voto cautivo de los grandes PAE.


Atendiendo a lo anteriormente reseñado con respecto al movimiento estratégico y a la auto-percepción institucional de UPyD este cuadro estratégico podría conceptualizarse con la etiqueta Progresismo Transversal: «creemos que estas ideas políticas no son, en sí mismas, ni de izquierdas ni de derechas, sino que pueden ser compartidas por cuantos quieren el progreso de España y una democracia libre e igualitaria que lo haga posible […] Partimos de un supuesto revolucionario: que los ciudadanos no nacen siendo ya de izquierdas o de derechas ni con el carnet de ningún partido en los pañales. […] Nadie está obligado a votar siempre lo mismo o a resignarse a las opciones políticas vigentes, cuando ya le han decepcionado anteriormente. […] Para evitar el falso dilema entre derechas e izquierdas, preferimos hablar de progresismo […] Ser progresista es luchar contra las tiranías que pisotean la democracia formal, así como contra la ignorancia que imposibilitan la democracia material. A nosotros nos gustaría ser capaces de aprovechar los elementos positivos de unos y de otros, derechas e izquierdas» (UPyD, 2007).

3. CURVA DE VALOR POLÍTICO. Tomando como referencia el anterior framework estratégico, UPyD ha incrementado el valor electoral de sus propuestas de acción política para el electorado creando cinco grandes ideas- fuerza, las cuales están ausentes en las propuestas políticas del resto de formaciones políticas según su propia valoración institucional: «Ninguno de los grandes PAE o PANE actuales defiende propuestas equivalentes a las nuestras» (UPyD, 2007).

(1) Sistema Democrático. En el ámbito de nuestro sistema democrático, UPyD ha propugnado la necesidad de una regeneración democrática que incremente la vinculación entre representantes políticos y representados, para devolver a éstos el control sobre la política: listas abiertas, elección directa de los cargos personales principales, incompatibilidades más rigurosas, prevención de pactos post-electorales que desvirtúen el resultado electoral, que hagan más transparente la financiación de los partidos políticos y mejoren su autonomía de los grandes poderes económicos. «Ningún PAE o PANE está interesado en proponer reformas que revitalicen la democracia mermando el poder de los aparatos de los partidos en beneficio de una deliberación pública y abierta, más allá de la alienación sectaria y del dogmatismo carente de ideas» (UPyD, 2007).

(2) Sistema Electoral. En el ámbito de nuestro sistema electoral, UPyD ha propuesto su reforma para procurar la corrección de la desproporcionada representación de los grandes PAE y la excesiva preponderancia de los PANE nacionalistas, generadora del Nacionalismo Obligatorio. «Ni unos ni otros propugnan una reforma de la legislación electoral que quizá perjudicaría sus expectativas, a pesar de que mejoraría la democracia al conseguir una representación más proporcionada de las corrientes sociales existentes, combatiendo el auge de la abstención y de la aversión a la política» (UPyD, 2007).

(3) Organización Territorial del Estado. En el ámbito de nuestra organización territorial del Estado, UPyD ha abogado por la defensa de la unidad de la nación española, evitando la asimetría regional derivada de los nacionalismos. A través de su Simetría Nacional ha reclamando el cumplimiento del derecho a la escolarización en la lengua materna y mostrando su oposición a la discriminación política y social basada en supuestos lingüísticos. «La firmeza de los grandes PAE contra el nacionalismo obligatorio resulta discutible, pues ninguno ha dejado de hacer concesiones (a los PANE nacionalistas) que atacan la igualdad de la ciudadanía española en materia lingüística, educativa, fiscal o de servicios públicos […] La base de la ciudadanía democrática es la igualdad en libertad: iguales leyes para todos y todos iguales ante las leyes. Este objetivo exige la cohesión institucional y simbólica del Estado encargado de garantizar los derechos concretos de los ciudadanos […] Estamos por la España plural de los ciudadanos iguales y distintos, pero no por la España asimétrica de los territorios enfrentados, contraria al principio democrático de igualdad […] No queremos un Estado de Derecho uniforme ni mucho menos uniformado, pero sí unitario y descentralizado» (UPyD, 2007).

(4) Constitución Española. En el ámbito de nuestra Constitución, UPyD ha propuesto su reforma en tres ámbitos: (a) Cierre del Modelo Territorial atribuyendo al Estado competencias fundamentales no delegables (educación y fiscalidad) e igualdad de competencias para todas las Comunidades Autónomas; (b) Mejora de los Derechos y Obligaciones Individuales, que deben ser estrictamente iguales para todos los ciudadanos del país, sin someterlos a discriminaciones territoriales, ideológicas ni religiosas; y (c) Mejora de la División de Poderes reforzando la autonomía del poder judicial respecto al ejecutivo y al legislativo. «Ningún PAE o PANE propone la reforma de la Constitución que, lógicamente, necesita adaptarse a las nuevas condiciones políticas del país y a un mundo en permanente cambio» (UPyD, 2007).

(5) Confesionalidad del Estado. En el ámbito de la confesionalidad del Estado, UPyD ha propugnado el efectivo laicismo del mismo mediante la revisión de todas las confesiones religiosas e incrementar la calidad de la educación pública laica, así como de la investigación científica. «Ningún PAE o PANE insiste en profundizar el laicismo del Estado para hacer frente al auge del fundamentalismo religioso, a las intromisiones exageradas del clero en la enseñanza pública y a la multiplicación de políticas identitarias que pretenden dictar los sentimientos de pertenencia y comunidad […] Un Estado democrático tiene que ser laico, neutral ante todas las creencias religiosas y también ante la creencia de los que no creen en religión alguna […] El laicismo no es una postura antirreligiosa ni irreligiosa, sino opuesta solamente a la manipulación teocrática de las instituciones públicas» (UPyD, 2007).

Derivándose de este Cuadro Estratégico, la curva de valor político resultante para UPyD, comparada con la de los PAE mayoritarios, es la siguiente:


4. CONCLUSIONES. La primera de las hipótesis de trabajo planteadas describía una evolución del centro político español durante nuestra consolidación democrática según la cual, después de dos décadas de letargo político y electoral, el centro político se ha reactivado durante la segunda mitad de la primera década del siglo XXI con la emergencia de nuevas formaciones políticas de centro. Analizando la evolución histórica de nuestro sistema de partidos mediante el EID, se han obtenido evidencias que validan esta hipótesis de trabajo. En base a todos los datos cuantitativos aportados por escrutinios electorales y barómetros políticos puede concluirse que, efectivamente, con la irrupción de UPyD en la arena electoral nacional parece haberse reactivado la oferta política en las posiciones 5 y 6 del EID (circunstancia desconocida desde la desaparición de CDS), nicho del mercado electoral en la que parece acumularse una creciente demanda política. Así, los PAE principales, a lo largo del periodo analizado y bajo criterios de oportunidad política para captar voto de centro, han mostrado una clara tendencia a satisfacerla pero, no desde una oferta política estrictamente de centro, sino desde sus respectivas ubicaciones de centro-izquierda (posiciones 3 y 4) o de centro-derecha (posiciones 7 y 8). 


El anterior eje de coordenadas, constituye una confirmación gráfica de esta primera hipótesis de trabajo, ya que muestra la evolución de la representación parlamentaria obtenida por los PAE principales a lo largo del periodo analizado. Puede apreciarse cómo en la Etapa 4 (de 2008 a 2011) aparece una formación política transversal como UPyD que, después de una Etapa 3 (de 1993 a 2004) sin alternativas electorales de centro consistentes, parece haber tomado los testigos de CDS durante la Etapa 2 (de 1982 a 1989) y de UCD durante la Etapa 1 (de 1977 a 1979).

La segunda de las hipótesis de trabajo planteadas explicaba cómo la reactivación del centro político español se ha fundamentado en un posicionamiento estratégico basado en la formulación y ejecución de una BOS, al socaire de la ya aludida evolución centrista del electorado. El análisis cualitativo de la propuesta política formulada por UPyD admite concluir que encaja en los principios básicos y nucleares de una BOS, o cuanto menos en mayor medida que en los de una ROS. Así, mediante un Movimiento Estratégico basado en la diferenciación ideológica (posiciones 5 y 6 del EID) y en la reducción de las distancias ideológicas en el EID, UPyD ha articulado un Cuadro Estratégico fundamentado en seis grandes factores decisionales de voto (regeneración democrática, simetría nacional, reformas electoral y constitucional, laicismo del Estado y priorización de las políticas públicas) con el que ha dibujado una Curva de Valor político sustancialmente diferente a la de los PAE principales, al tiempo que, permitiéndole innovar en valor, parece haberle consolidado como alternativa en nuestro EID. El hecho que la Curva de Valor Político de UPyD difiera significativamente de las curvas de valor político de sus principales competidores políticos, sugiere que la captación del electorado centrista por parte de los PAE mayoritarios se ha debido a la oportunidad política y no a una propuesta política de centro diferenciada del centro-izquierda y/o del centro-derecha. No obstante, en relación a los targets electorales a los que, en virtud de los principios de una BOS, se ha destinado la propuesta de UPyD, los resultados obtenidos son ambivalentes. Mientras que los resultados electorales parecen ofrecer evidencias a favor de la captación de un porcentaje significativo de voto flotante por parte de UPyD, no puede concluirse lo mismo con respecto al electorado abstencionista, por cuanto su grado de participación electoral no parece haberse modificado tras la aparición de esta nueva formación política. A pesar de ello, UPyD parece haberse consolidado como cuarta fuerza política en España en número absoluto de votos y cinco diputados en la Carrera de San Jerónimo. Un desempeño tangible que actualmente se completa con 152 concejalías (con una cuota electoral del 2,06% en las elecciones municipales de 2011), ocho diputados en la Asamblea de Madrid y un diputado en el Parlamento Vasco (con una cuota electoral del 6,32% y del 2,14% respectivamente, en las elecciones autonómicas de 2009), un eurodiputado (con una cuota electoral del 2,87% en las elecciones al Parlamento Europeo de 2009) y otro diputado en la Junta General del Principado de Asturias (con una cuota electoral del 3,75% en las elecciones celebradas este mismo año). Sólo el tiempo confirmará si acaba consolidándose electoralmente esta alternativa de acción política, la cual se ha proyectado sobre nuestro mercado electoral desde el marketing político de demanda (de las 4 Cs) y no tanto desde el tradicional marketing político de oferta (de las 4 Ps):

(a) Enfatizando la regeneración democrática ha priorizado al votante (cliente) por encima de los programas (producto);

(b) A través de su transversalidad ideológica ha legitimado la volatilidad electoral, priorizando la comodidad (sobre el posicionamiento) y el coste de satisfacción (sobre el precio); y


UNA ESTRATEGIA POLÍTICA PARA EL VOTO FLOTANTE Y LOS ABSTENCIONISTAS. TRANSFERENCIA DE VOTO HACIA UPyD EN ESPAÑA (5 de 7)

En las entradas anteriores se ha visto cómo, desde un océano electoral rojo, ha emergido en España un océano magenta en el centro político del EID (posiciones 5 y 6) y, en segundo lugar, se ha visto cómo, aplicando una BOS y renunciando a las ROS, UPyD se ha posicionado  estratégicamente en un territorio electoral ocioso. Pero ¿a qué electorado debe destinarse esta BOS? La creación del cuadro estratégico que un partido político ejecutará en su mercado político exige que la nueva estrategia se enfoque no en los competidores, sino en las alternativas electorales posibles, aún no existentes en el espacio electoral. Una estrategia política innovadora en valor debe dirigirse prioritariamente tanto a los clientes no fidelizados del mercado político (votantes flotantes), como a los no clientes, ya sean activos (votantes activos) o pasivos (electores abstencionistas).


Así pues y a la vista de los resultados cosechados que se analizan a continuación, el voto captado por UPyD es igual al binomio formado por su voto esperado más los factores coyunturales a corto plazo que le han supuesto incrementar su cuota electoral, aunque podrían haberla decrementado si el voto flotante se hubiera comportado de un modo diferente. El voto esperado de UPyD resulta del diferencial existente entre el voto de pertenencia y la suma del voto cautivo (del resto de fuerzas políticas) y el voto de castigo sufrido. A la cantidad resultante, se le tendrá que detraer la abstención, el voto nulo y el voto en blanco. Con respecto al segundo factor del binomio, los factores coyunturales a corto plazo que condicionan el voto quedan reflejados en el voto flotante, el cual incluye el voto de opinión y el voto de intercambio.

Desde un punto de vista estrictamente cuantitativo, en las últimas elecciones generales del año 2011, mientras el PP incrementó en 588.556 votos los resultados obtenidos en 2008 (+5,72%) e IU lo hizo en 716.045 votos (+73,82%), el PSOE perdió 4.285.824 votos (-37,96%). Teniendo en cuenta que en esta convocatoria electoral ejercieron su derecho a voto 1.234.047 electores menos que en 2008, ¿dónde están los 2.981.223 votos perdidos por el PSOE y no captados ni por el PP ni por IU? Buena parte de ellos, tantos como 834.163 votos, se han transferido al océano magenta creado por UPyD. Atendiendo al periodo comprendido entre 1977 y el año 2008, la volatibilidad electoral promedio se ha situado en torno al 13,5% (Barberà et al., 2009). Teniendo en cuenta que en el año 2011 votaron 24.666.392 electores, el voto flotante osciló en torno a los 3,32 millones de electores. Así pues, UPyD consiguió captar en torno al 25,05% del voto flotante esperado en estas elecciones generales.


Si estas son las cifras respecto del voto flotante, respecto del electorado abstencionista puede afirmarse que, si bien en 2008 y desde su posición, UPyD contribuyó a que la abstención (de un 26,15%) se situase 0,39 puntos por debajo del promedio registrado desde 1977, en el año 2011 parece que su llamada a la responsabilización individual hacia el voto útil magenta mediante el Cada Voto Vale. Tú decides no surtió el efecto esperado, por cuanto se registró una abstención del 31,06% (4,52 puntos por encima del promedio histórico). Según se ha dicho (Bravo, 2011), desde un punto de vista cualitativo, el eslogan de campaña de UPyD en 2011 apelaba a luchar contra el voto útil a otros PAE con más opciones de representación parlamentaria. Cada voto vale. Tú decides perseguía captar el mayor respaldo electoral posible, siendo una fuerza minoritaria y sin ostentar la representación parlamentaria deseada. En un momento en que el bipartidismo está más cuestionado que nunca y se ha criticado la dificultad de los partidos minoritarios para acceder a la esfera política, UPyD apeló a sus simpatizantes y no simpatizantes a tener el valor de respaldarlos porque se tratará de un voto útil.


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LA ESTRATEGIA DE OCÉANO AZUL Y POSICIONAMIENTO POLÍTICO: EL OCÉANO MAGENTA DE UPyD EN ESPAÑA (4 de 7)

En Ciencia Política existe cierta tradición en el uso de analogías empresariales. En este sentido, puede citarse el liderazgo plebiscitario (Weber, 1919) desde el que la política es concebida como un mercado formado por empresas (partidos políticos) y empresarios (líderes políticos) que intercambian diferentes opciones políticas por el voto del mercado electoral (Downs, 1957). Contextualizándonos en esta analogía entre la lógica empresarial de los mercados de productos y servicios y la lógica política del mercado electoral, ¿cuál es la diferencia entre un océano rojo y un océano azul? O si se prefiere, ¿cuál es la diferencia entre una ROS y una BOS? 

Los océanos rojos representan todas las opciones políticas y electorales existentes en unas coordenadas espacio-temporales y por tanto, conforman el espacio conocido del mercado electoral. En este entorno, las fronteras de los partidos políticos están definidas y aceptadas en el espectro esbozado por el EID. En esta lógica de acción política y adoptando estrategias ROS, los partidos políticos tratan de superar a sus rivales llevándose el mayor número de votos posible. Como consecuencia, conforme se satura el espacio electoral del mercado político, se reducen las perspectivas de crecimiento electoral y representatividad institucional. Junto a estos océanos rojos y normalmente emergiendo de ellos al ampliar las fronteras de las opciones existentes, existen los océanos azules que representan aquellas alternativas políticas y electorales que aún no forman parte del abanico de alternativas electorales en unas coordenadas espacio-temporales. Por consiguiente, se trata de unos espacios desconocidos del mercado electoral, todavía no aprovechados para la creación de demanda política y la generación de oportunidades de crecimiento electoral altamente rentable.

Como se ha visto, en los años de bipolaridad alternada entre PP y PSOE han prevalecido las estrategias políticas ROS caracterizadas por unas fronteras electorales claramente definidas y una fuerte competencia electoral por absorber la mayor participación posible de la demanda no abstencionista disponible. Al saturar el espacio electoral, estos factores han reducido las perspectivas de crecimiento y aumentado sus dificultades para mantener su equilibrio electoral. Así pues, desde las elecciones generales de 1989 se ha generado un escenario electoral altamente bipolarizado y marcado por una tendencia decreciente de cuota electoral del PSOE y una complementaria tendencia creciente de la cuota electoral del PP, en forma de óptimo de Pareto en el que uno de ellos no puede mejorar (incrementar su cuota electoral) sin que el otro empeore (decrementar su cuota electoral), esto es, en una lógica de suma cero. Este espacio electoral se ha visto modificado durante la primera década de este siglo XXI por la irrupción de una tendencia a la reactivación del centro ideológico y político. Si a mediados del año de 2006 se asistió en Cataluña al nacimiento de Ciudadanos-Partido de la Ciudadanía, en septiembre de 2007 asistimos a la fundación de UPyD en el ámbito nacional. Así pues, alternativamente las ROS aludidas, en y desde este escenario competitivo que han propiciado, se articularon estrategias políticas BOS capaces de detectar espacios desconocidos del mercado electoral al ampliar sus fronteras y crear nuevas demandas y oportunidades de confiabilidad y representatividad. Evitando océanos rojos delimitados por las ROS predominantes de los PAE y PANE mayoritarios, UPyD ha conseguido superar estas fronteras creando su océano magenta. En su mercado electoral, UPyD se ha posicionado y diferenciado estratégicamente en el EID, creando nuevos espacios de acción política a través de la innovación en valor para atraer voto flotante. Redefiniendo el valor para sus votantes, ha diseñado una nueva curva de valor electoral que, eliminando, reduciendo o aumentando algunos factores de voto conocidos, han creado otros nuevos. ¿Resultado? UPyD se ha situado actualmente como cuarta fuerza política nacional en número de votos.


Si atendemos a los resultados electorales arrojados por las elecciones generales de 2004, el EID del 91,01% del voto emitido estaba conformado por tres partidos políticos en posiciones moderadas (PSOE en las posiciones 3 y 4 y PP y CIU en las posiciones 7 y 8) y dos formaciones políticas en posiciones menos moderadas (IU y ERC en las posiciones 1 y 2). En esta cita electoral, el umbral electoral de pertenencia a este grupo de las cinco primeras formaciones políticas en número de votos lo fijó ERC en los 600.000 votos. Así pues, en este escenario, aparecía un océano azul en las posiciones de centro (posiciones 5 y 6). Posteriormente y considerando los resultados electorales de las elecciones generales de 2008, el EID del 91,8% del voto emitido estaba conformado por los mismos tres partidos políticos ubicados en posiciones moderadas y una única formación política en posiciones menos moderadas (IU en las posiciones 1 y 2). ¿Cuál fue la quinta fuerza política en número de votos? UPyD. En su primera participación en unas elecciones generales y ocupando las posiciones centrales (5 y 6), UPyD fijó el umbral de pertenencia en el grupo de las cinco primeras formaciones políticas en número de votos en 306.079 votos. Así pues, UPyD ocupó el océano azul del centro político nacional con una cuota electoral del 1,19%.


Tres años después y considerando el 89,19% del voto emitido, el 20N dibujó un EID conformado por las mismas fuerzas políticas y mismas posiciones que en 2008. ¿Variaciones? Tan sólo en la prelación del número de votos captados: mientras el PSOE cedía la primera posición al PP, una consolidada UPyD se hacía con la cuarta posición en detrimento de CIU, la cual fijó el umbral de pertenencia a este grupo de las cinco formaciones más votadas por encima del millón de votos. Así pues, tres años después de conseguir un único escaño, UPyD parecía consolidarse en sus posiciones centristas captando 1.140.242 votos, cifra que representó una cuota electoral del 4,70% (es decir, casi cuadriplicando la obtenida en 2008) y se tradujo en cinco escaños.



Además de situarla como cuarta fuerza política a nivel nacional en número absoluto de votos, estos resultados electorales equivalían al 6,39% de los votos logrados conjuntamente por el binomio PP-PSOE, porcentaje no obtenido por una formación política de centro desde principios de la década de los años ochenta del siglo pasado. Haciendo comparaciones interpares con cada una de las tres formaciones políticas que le superaron en número de votos, la cuota electoral de UPyD derivada del 20N representa el 14,32% del voto captado por el PP, el 22,22% del voto captado por el PSOE y el 67,80% del voto captado por IU. 


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El CENTRO IDEOLÓGICO en ESPAÑA como OPORTUNIDAD POLÍTICA y ELECTORAL: de UCD a UPyD (3 de 7)

Desde una perspectiva global (Rodríguez et al., 2010), el sistema de partidos en España está formado por dos Partidos de Ámbito Estatal (PAE) principales (PSOE y PP, además de la desaparecida UCD hasta 1982), algunos pequeños PAE de fuerza oscilante y decreciente (PCE-IU y CDS) y varios Partidos de Ámbito No Estatal (PANE) de peso y grado de influencia muy diversos. La evolución de este sistema de partidos se ha caracterizado por un crecimiento de la competitividad y de la concentración de voto de PSOE y PP en detrimento de los PAE pequeños, tendencia que ha otorgado una gran relevancia política a los PANE en la arena política estatal. El resultado ha sido que, en ausencia de mayorías absolutas por parte del PSOE o PP, el peso de los PANE ha resultado decisivo por cuanto ha convertido lo autonómico en un ámbito de gran influencia sobre la dinámica política de lo estatal. 

Partiendo desde esta macro-visión del sistema de partidos en España y para tratar de dar respuesta a nuestra primera cuestión de análisis, a continuación nos centraremos en la evolución electoral del centro político nacional a lo largo de nuestra consolidación democrática, alternando esta perspectiva evolutiva con una perspectiva comparada con respecto a la evolución que, durante el mismo periodo, han experimentado los PAE principales. 

Metodológicamente, este análisis se llevará a cabo mediante el conocido Eje Izquierda-Derecha (EID), por cuanto es un modelo válido para comprender la ordenación de la competencia política a lo largo de un continuum ideológico. Conforme es sabido (Molas y Bartomeus, 2001), a partir de la agregación de las opciones electorales individuales es posible la creación de grupos de afinidad atendiendo al lugar en que se auto-posicionan ideológicamente los votantes en el EID. La virtud de este EID radica en su carácter directamente político: permite situar a los diferentes electorados de cada partido a lo largo del mismo, observar la proximidad/distancia entre ellos y su evolución en el tiempo. Esta auto-ubicación de las personas a lo largo del EID permite detectar una serie de espacios de competencia electoral diferenciados por la presencia/ausencia de opciones políticas y, en todo caso, por la preeminencia relativa de unas sobre otras.

Analizando los resultados electorales arrojados tras la celebración de once elecciones generales puede apreciarse la evolución de los partidos políticos que, a lo largo de estas tres décadas, se han posicionado en el centro ideológico de nuestro espectro histórico de alternativas electorales. Aún a riesgo de simplificar quizás en exceso la evolución histórica de nuestra trayectoria electoral, la evolución del centro ideológico de la España democrática transita en una secuencia temporal conformada por cuatro etapas sucesivas: 

(a) Entre 1977 y 1979 y liderado por UCD, liderando la democratización en un bipartidismo imperfecto; 

(b) Entre 1982 y 1989 y liderado por CDS, como la Tercera Vía en la consolidación democrática en un sistema de partido predominante; 

(c) Entre 1993 y 2004, CDS (en sus diversas modalidades de coalición) como opción electoral residual en el nuevo bipartidismo imperfecto; y 

(d) Entre 2008 y 2011, emerge de nuestro espacio político-electoral una tendencia hacia la reactivación del centro político como nueva alternativa electoral, destacando el posicionamiento de UPyD en el ámbito nacional y el de otros PANE en el ámbito autonómico.

(ETAPA #1) Liderando la Democratización en un Bipartidismo Imperfecto. Las elecciones generales celebradas en 1977 y 1979 dibujaron un sistema de partidos políticos configurado por un bipartidismo imperfecto liderado por la recién creada UCD y el PSOE, aunque distorsionado por unos PANE con una representación parlamentaria promedio del  6,51% (Sartori, 2005). Ambas formaciones políticas promediaron, en sendas convocatorias electorales, casi el 65% de los votos emitidos, cifra que, resultando beneficiados por las curvas de incentivos que transforman votos en escaños (Algaba et al., 2006), se transformó en casi el 82% de la representación parlamentaria. Como partido centrista y liderado por un Adolfo Suárez con mensajes de cambio dentro del orden, UCD ganó estas dos primeras elecciones generales con solvencia, encabezando nuestro proceso de democratización, circunstancia que supuso la muerte ritual del padre: Carrillo, Fraga o Tierno Galván (Juliá, 2010). Tanto en 1977 como en 1979, UCD superó con holgura los seis millones de votos, sobre una demografía electoral de 18 millones de electores en la que casi cinco millones y medio de votantes se ubicaban en posiciones de centro-izquierda. Así, UCD representaba el 93,82% del voto agregado obtenido por PSOE y AP. Con una divisoria izquierda-derecha muy equilibrada (tendente al centro ideológico) y mientras el PCE se ubicaba en el extremo izquierdo del espectro ideológico, AP hacia lo propio en el extremo conservador. Perjudicada además por las curvas de incentivos (Bilbao, 2006), AP apenas obtuvo un promedio del 7,12% del voto emitido en ambas elecciones generales.

A pesar que cada partido concentra el grueso de sus votantes declarados en un espacio diferenciado del resto de formaciones, también atrae votantes de otros espacios, dónde también están presentes electores de los partidos rivales. Así, los espacios electorales de los diferentes partidos se yuxtaponen en áreas concretas, las cuales constituyen áreas de competencia equilibrada, competencia desigual o no-competencia (Molas y Bartomeus, 2001). En este periodo, los espacios de competencia electoral inter-partidista aparecieron bien diferenciados, caracterizándose por ser áreas de no-competencia.

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1977-1979 en el EID

(ETAPA #2) La Tercera Vía en la Consolidación Democrática en un Sistema de Partido Predominante. Si la transición democrática trajo consigo un bipartidismo imperfecto en el que UCD y PSOE superaban el 80% de la representación parlamentaria, su consolidación comenzaba con 10,1 millones de votos para un PSOE que, con 202 escaños, monopolizó el escenario político como partido predominante durante las siguientes tres legislaturas. Esta mayoría absoluta de 1982, la más holgada de nuestra historia democrática, se repitió en 1986, aunque con 184 diputados, y a punto estuvo de reeditarse tres años después, quedándose, con 175 escaños, en el umbral de una tercera mayoría absoluta. No puede extrañar pues, que en este escenario, PSOE y AP polaricen los resultados electorales: el rango de voto captado por ambas formaciones fue del 74,47% en 1982, del 69,93% en 1986 y del 65,39% en 1989. En términos promedio, casi el 63% de esta cuota electoral era atribuible al PSOE, mientras que poco más del 37% correspondía a AP, en 1989 ya como PP. Este escenario supuso el desmoronamiento de una UCD que, ocupando responsabilidades de gobierno, pagó el precio de una fragmentación interna derivada que no haber conseguido ir más allá de una mera coalición electoral de diferentes familias políticas (Juliá, 2010). En 1982, UCD perdió más de 4,8 millones de votos, 157 escaños (quedándose en 11 diputados) y un 28,07% de cuota electoral (logrando tan sólo el 6,77% del voto emitido). Cuatro meses después, se disolvería. En un primer momento, este fuerte retroceso electoral de UCD no fue absorbido por el recién creado CDS de Adolfo Suárez. En 1982, sobrepasó con dificultades los 0,6 millones de votos (2,87%) y sólo logró dos escaños. No obstante, en 1986 superó los 1,8 millones de votos (9,22%) logrando 19 escaños, que se convirtieron en 1,6 millones de votos (7,89%) y 14 escaños en 1989, cediendo el lugar a IU como la tercera fuerza política en número de votos. En términos promedio y durante esta segunda etapa, el voto captado por CDS supuso el 12,73% del voto captado conjuntamente por PSOE y AP/PP.

Conforme a la estructura de la competencia política analizada a partir de 1986 (Molas y Bartomeus, 2001), esta segunda etapa queda caracterizada por las siguientes circunstancias: 

(a) El promedio aritmético del EID comienza una tendencia centrípeta: del 4,48 (sobre 10) de 1986 se pasa al 4,56 en 1989; 

(b) La auto-ubicación del electorado aún muestra una preeminencia de las posiciones de centro-izquierda (posiciones 3 y 4) sobre las de centro (posiciones 5 y 6): mientras aquellas acumulaban el 35% del electorado, éstas sumaban el 23%, situándose un 8% en las posiciones de centro-derecha (posiciones 7 y 8); 

(c) El electorado no-ubicado se sitúa en torno al 22%; y 

(d) A partir de 1986 se comienza a tomar forma una estructura de partidos simétrica (de parejas) respecto del centro de gravedad del eje izquierda-derecha: dos partidos próximos a la media (PSOE por la izquierda y CDS por la derecha) y dos partidos más alejados (IU por la izquierda y PP por la derecha).

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1982-1989 en el EID (Miras y Bartomeus, 2001)
Mientras en las posiciones 1 y 2 se establece un área de competencia entre IU y PSOE (que varía a lo largo de los años en función de factores coyunturales), estas dos mismas formaciones, junto con CDS, conforman un área de competencia desigual en las posiciones 3 y 4, claramente favorable al PSOE. Por su parte, el espacio de centro de las posiciones 5 y 6 conforman un área de competencia dominado por PSOE y CDS, si bien con presencia también de PP e IU. Por último, el espacio de centro-derecha de las posiciones 7 y 8 conforma un espacio compartido por PP y CDS en el que se establece un área de competencia desigual a favor del PP.

(ETAPA #3) Residualidad Electoral en el Nuevo Bipartidismo Imperfecto. En las cuatro elecciones generales celebradas entre 1993 y 2004, PSOE y PP polarizaron los resultados electorales. Si entre 1982 y 1989 el PSOE monopolizó Moncloa, en esta tercera etapa el PP alcanzó el ejecutivo en 1996, alternancia reafirmada cuatro años después con una mayoría absoluta de 183 diputados. En este periodo, el rango de voto agregado captado por PP y PSOE oscila entre un mínimo del 73,54% en 1993 y un máximo del 80,30% en 2004, con una tendencia claramente alcista a medida que se suceden las citas electorales. En estas coordenadas, desapareció cualquier alternativa electoral de centro. En 1993, CDS perdió más de 1,2 millones de votos y con ello, cualquier atisbo de mantener su representación parlamentaria. Si su cuota electoral en este año fue del 1,76% de los votos emitidos, este ratio fue disminuyendo paulatinamente hasta situarse en el 0,13% (34.101 votos) en 2004. En términos promedio y durante esta tercera etapa, el voto captado por CDS supuso el 0,73% del voto captado conjuntamente por PSOE y PP. De este modo, el electorado español, caracterizado históricamente por su mayoritaria ubicación y gravitación en el espacio de centro-izquierda del espectro ideológico, perdía cualquier alternativa electoral con garantías de acceder a la Carrera de San Jerónimo.

De acuerdo con la estructura de la competencia política analizada a partir de 1993 (Molas y Bartomeus, 2001), esta tercera etapa queda caracterizada por las siguientes circunstancias:

(a) El promedio aritmético del EID consolida la tendencia centrípeta: del 4,71 (sobre 10) de 1993 y 1996 se pasa al 4,90 en el año 2000; 

(b) La auto-ubicación del electorado en el EID muestra una preeminencia de las posiciones de centro sobre las de centro-izquierda: mientras aquellas acumulaban el 35% del electorado, éstas sumaban el 24% del mismo, situándose en torno al 12% en las posiciones de centro-derecha; 

(c) El electorado no-ubicado (más de la mitad del cual es abstencionista) se sitúa en torno al 17%; y 

(d) A partir de 1993 y con la desaparición electoral de CDS se configura un sistema de partidos en desequilibrio relativo: PSOE ocupando las posiciones de centro-izquierda, con IU a su izquierda y PP a su derecha, ambos a una distancia ideológica similar respecto al centro de gravedad del EID. Esta situación se traduce en un estrechamiento del terreno de juego: mientras en 1986 la distancia entre PP e IU era de cinco puntos, en el año 2000 ambas formaciones están separadas por tan sólo tres puntos.

Espacios de Competencia Inter-Partidista 1993-2004 en el EID (Miras y Bartomeus, 2001)

Mientras en las posiciones 1 y 2 se mantiene el área de competencia de la etapa anterior entre IU y PSOE, estas dos mismas formaciones son las que, después de la desaparición de CDS, conforman un área de competencia desigual en las posiciones 3 y 4, de nuevo claramente favorable al PSOE. En tercer lugar, el espacio de centro de las posiciones 5 y 6 conforman un área de competencia dominado por PSOE y PP, formación que ocupa el lugar de la extinta CDS. Por último, el espacio de centro-derecha de las posiciones 7 y 8 conforma un espacio únicamente ocupado por el PP, estableciéndose por tanto un área de no-competencia.

(Etapa #4) REACTIVACIÓN DEL CENTRO POLÍTICO. La competencia política es un fenómeno estable que muestra una cierta permanencia en el tiempo de los territorios partidistas, de las áreas de mayor asentamiento de los electorados. No obstante, también es un fenómeno dinámico sometido a cambios de diversa índole. Nos centraremos en tres cambios que han propiciado la reactivación del centro político en el sistema de partidos nacional:

(a) Movimientos de atracción y retracción de los diversos electorados a lo largo de las diversas convocatorias electorales, que modifican los niveles competitivos de los espacios debidos a la atracción/desafección de segmentos de votantes.

(b) Modificación en la distribución de los electores a lo largo del EID, la cual se ha desplazado del centro-izquierda hacia el centro del eje y ha modificado el terreno de juego de la competencia política. Mientras los electores de la izquierda moderada (posiciones 3 y 4) disminuían (del 35% de 1986 al 24% del año 2000), los electores ubicados en las posiciones centrales (5 y 6) se incrementaban (del 23% de 1986 al 35% del año 2000). Por su parte, las posiciones de derecha moderada (7 y 8) también se incrementaban (del 8% de 1986 al 12% del año 2000) (Molas y Bartomeus, 2001). Recientemente (CIS, 2012b) el promedio de autoubicación obtenido en el EID ha sido de 4,95, con un rango normativo entre 3,00 y 6,90.   

Evolución de la Posición del Electorado en el EID (Molas y Bartomeus, 2001)

(c) Transformación de la oferta partidista. Si la desaparición de CDS permitió la competencia directa entre PSOE y PP en el centro del EID, la aparición de UPyD en la arena electoral nacional ha supuesto un reajuste de los territorios partidistas, ya que cuando surge una nueva fuerza electoral, ésta se dirige a unos segmentos electorales y, si tiene éxito, genera un nuevo espacio de competencia con uno o más de los partidos establecidos.


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