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TRIÁNGULO NEP DE LA CALIDAD POLÍTICA TOTAL. EJE DE ROTACIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS


Calidad Política Total (CPT): el Eje de Rotación de los Partidos Políticos


Estemos en un Planeta 1.0 que enseña o en un Planeta 2.0 que aprende, damos vueltas continuamente: nuestra formación política gira continuamente sobre sí misma, a mayor o menor velocidad, en torno a su eje de rotación. Pero, ¿cuál es este eje de rotación? La Calidad Política Total (CPT). 

Lograr unos electores satisfechos es el eje motriz que orienta y dirige las actuaciones de la organización. Y en su planeta se tienen dos tipos de clientes: sus habitantes (aquellos afiliad@s y simpatizantes sobre los que se proyectan los outputs resultantes de aportar trabajo y valor) y aquellos visitantes que, desde el Sol, vienen a visitar al partido político con mayor o menor frecuencia para adherirse a sus propuestas de valor. Y estos clientes, tanto unos como otros, van a ser quienes determinen el grado de calidad de servicio político alcanzado. ¿Por qué? Porque si aquello que perciben recibir no supera lo que esperan para satisfacer sus necesidades, se obtiene un cliente insatisfecho. Fijémonos por tanto que tenemos tres unidades de medida altamente subjetivas para la evaluación del nivel de excelencia logrado: (a) Lo que se cree necesitar; (b) Lo que se espera recibir; y (c) Lo que se percibe recibir. Son los tres vértices del Triángulo NEP de la Calidad Política Total: Necesidades, Expectativas y Percepciones.

CPT=Ncesidades + Percepciones+Expectativas

NECESITO QUE… Cuando el elector dice «necesito que…» es el momento de escucharle activamente y con atención. Seguramente, aportará información valiosísima acerca de las percepciones que tiene acerca de sus necesidades. Y esta información ayudará a definir con exactitud qué cree necesitar y por tanto, qué debe ofrecérsele para satisfacer dicha necesidad. Tan importante es lo que necesita, como lo que cree necesitar. Y es que, según en qué tipo de necesidades, teniendo una dimensión objetiva, predomina en ellas la percepción subjetiva, es decir, lo que cree necesitar el elector. 

Recientemente y a modo de ejemplo, se han publicado unas cifras altamente reveladoras acerca de la creación de necesidades aparentes, sobredimensionadas en nuestros mercados de la salud pública. En relación a la Gripe A y atendiendo las informaciones provenientes desde la propia Organización Mundial de la Salud, España reservó a Roche 37 millones de dosis de Tamiflu para proteger al 40% de nuestra población con un coste previsto aproximado de 260M€. Esta epidemia le ha reportado al sector farmacéutico unos beneficios de 15.000M€. Cada dosis de vacuna patentada (como por ejemplo, la ya citada Tamiflu) ha tenido un precio de mercado de 7,3 €/dosis. Si se hubieran producidos fármacos genéricos el coste unitario por dosis de vacuna no hubiera superado los 0,7€. Pero no siempre las necesidades aparentes acaban convirtiéndose en necesidades reales. Ante la evolución posterior que tuvo la epidemia de Gripe A, España, después de hacer sus primeras reservas a Roche, adquirió únicamente 13 millones de dosis de Tamiflu (por un valor aproximado de 90M€) de los 37 millones de dosis reservadas inicialmente. Viendo que no eran necesarias, anuló el pedido de los 24 millones de dosis restantes. Además, de los 13 millones de dosis adquiridas, únicamente se han llegado a aplicar 3 millones de dosis, es decir, 1 de cada 10 previstas. Teniendo en cuenta esta evolución de la epidemia entre la población potencialmente expuesta, ¿qué papel han jugado Novartis, Glaxo Smith Kline, Astra Zeneca, Sanofi Pasteur o Roche en la generación de una percepción de necesidad sanitaria prioritaria e imperiosa por parte de los Gobiernos?

Tamiflu y Gripe A: las Diferencias entre Necesidades Objetivas y Subjetivas

Muy probablemente, detrás de este tipo de situaciones se esconde una gestión difícilmente justificable del miedo, es decir, la utilización del miedo como instrumento de manipulación de las percepciones de necesidades por parte de la ciudadanía. En este contexto, puede traerse a colación la ya clásica proclama guerrista de "¡Que viene la derecha!", tan ampliamente amortizada a lo largo de las citas electorales acontecidas.

"QUE VIENE LA DERECHA": Mantra Electoral Guerrista  

Pero no sólo el miedo juega un papel fundamental en la definición de lo que percibimos necesitar. En paralelo al miedo, es una certeza que la ciudadanía aspira constantemente a un nivel mayor de bienestar y felicidad del que percibe tener, aumentando el umbral de renta deseada en un bucle infinito de Aspiración-Acomodación-Aspiración: es el Hedonic Treadmill o Ciclo Hedónico Infinito. Este círculo vicioso de constante insatisfacción subjetiva nos explica que en un supermercado norteamericano tipo exista una oferta promedio de 80.000 productos diferentes, cuando una familia tipo no necesita más de 150 productos diferentes para satisfacer el 80% de sus necesidades básicas. Es decir, el 0,20% de la oferta satisface el 80% de la demanda necesaria. ¿Qué hay detrás del 99,80% restante de la oferta destinada a solucionar la insatisfacción de un 20% de necesidades creadas socialmente? 

ESPERO QUE… Del «necesito que…» extraemos información acerca de la necesidad percibida del electorado. Además, podemos deducir lo que espera recibir, sus expectativas. Y digo deducir porque con frecuencia las expectativas no suelen explicitarse, verbalizarse. Acostumbran a ser tácitas, viven implícitas en la percepción de necesidad que se tiene. El cliente no nos dice lo que espera de nosotros, simplemente lo espera. A Charles Revson (fundador de Revlon) se le atribuye la siguiente frase: «En las fábricas hacemos cosméticos, en las tiendas vendemos esperanzas». Y ninguna persona adquiere un producto cosmético pidiendo el elixir de la eterna juventud. Debe tenerse en cuenta que el valor de la propuesta política recibido por nuestro potencial votante puede ajustarse en mayor o menor medida a lo que esperaba recibir, es decir, el motivo que justificó su decisión de voto.

CREO HABER RECIBIDO… Del «necesito que…» deducimos un «espero que…» a partir del cual ofrecemos la propuesta de valor política al votante potencial. Pero esta propuesta de valor político será evaluada por el votante bajo el tamiz de sus percepciones. No importará tanto la propuesta de valor objetivamente ofrecida y recibida, como la propuesta de valor subjetivamente percibida y experimentada. Así pues, dos electores a los que objetivamente se les comunica idéntica propuesta de valor pueden experimentar dos percepciones diferentes acerca de la calidad y adecuación de la misma.