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Los HÁBITOS del ACTOR POLÍTICO: ¿Cómo MODIFICARLOS para mejorar el TALENTO POLÍTICO?

(FUENTE: www.pilarjerico.com)

Desde Be-UpPilar Jericó nos ofrece una sugerente idea para facilitar y potenciar la modificación de hábitos. Desde que el profesor Fernández-Aguado nos propusiese la transición de la DpV (Dirección por Valores o Managing by Values) hacia la DpH (Dirección por Hábitos Managing by Habits), el Hábito se ha convertido en uno de los componentes esenciales del área de mejora de cualquier actor político, entendido como requisito necesario para mejorar su Talento Político. 

Acompañado de un Decálogo Conductual, la Fórmula del Hábito que propone Pilar Jericó (H=N+F+C) nos presenta una sencilla ecuación en la que los tres factores esenciales de cambio son la Necesidad, la Frecuencia y el ConocimientoAsí pues, las 10 reglas básicas para lograr modificar (malos) hábitos políticos por parte de líderes y actores políticos son las siguientes:

(#1) (Auto)Conocimiento. Concienciarse de la situación actual (mejorable). Sin percepción de necesidad de cambio, no hay cambio posible. No debe confundirse el (re)cambio político (más de lo mismo) por el cambio político (innovador). O se cambia o se hacen trampas al solitario.

(#2) Selección y Definición del Nuevo Hábito. Seleccionar y definir de forma concreta un nuevo hábito a adquirir. Sólo uno. 

(#3) Análisis Comparativo de Hábitos. Olvidando las viejas excusas que tan buen resultado dieron en el pasado, deben analizarse los malos hábitos políticos porque éstos serán los competidores del nuevo buen hábito en el mercado del Talento Político

(#4) Creación de Liturgias. Deben marcarse pautas de repetición destinadas a consolidar nuevos comportamientos. 

(#5) Inversión de Tiempo. Deben dedicarse un mínimo de 5 minutos diarios (y cada día) al nuevo hábito. 

(#6) Apoyo Social. Es aconsejable buscar el apoyo en otras personas compartiendo la intención y el esfuerzo del cambio con el círculo íntimo.

(#7) Entornos Adecuados. Buscar el entorno más adecuado para llevar a cabo las primeras acciones de cambio facilitarán el logro de los primeros resultados. .

(#8) Registro de Mejoras. Registrar las acciones realizadas y contrastarlas con los avances que se van logrando (así como las dificultades experimentadas). 

(#9) (Auto)Reconocimiento. Pavlov funciona y las endorfinas también… ¡Premiate!

(#10) Repetición. Y no te olvides de insistir, insistir, insistir… y repetir, repetir, repetir… en 21 días habrás creado un nuevo hábito.

FACTOR HUMANO en POLÍTICA: BeOK© como Modelo para el Desarrollo del TALENTO POLÍTICO Individual

RESUMEN: Actualmente, la Política es percibida por la ciudadanía como una actividad emocionalmente tóxica que suscita sentimientos de desconfianza y promueve comportamientos de desafección política. Todo ello refuerza una cultura política pasiva en la que la atonía social de los electores hacia los elegibles está transformando nuestro sistema político en una democracia de baja intensidad. Tratándose de un fenómeno complejo y multifactorial, el Factor Humano es una de las variables que mayor influencia ejerce sobre este contexto social hacia la Política. Presentando BeOK© como Modelo de Desarrollo del Talento Político, este artículo aborda los ejes esenciales sobre los que debe gravitar la acción individual de los actores políticos para, en su conjunto, avanzar hacia una Nueva Política Confiable. ¿Cuáles son los factores clave que permiten lograr unos resultados políticos excelentes?

ABSTRACT: Politics is currently perceived by the citizens as an emotionally toxic activity that arises a feeling of distrust and promotes behaviors of politic desaffection. All this reinforces a passive political culture in which social apathy of the voters towards eligible voters is transforming our political system into a low-intensity democracy. Being a complex and multifactor phenomenon, the Human Factor is one of the most influential variables acting upon this social context towards Politics. Featuring BeOK © as a Political Talent Development Model, this article discusses the most relevant elements which the individual action of political actors should rest on, so that they, as a whole, move towards a New Reliable Politics. Which are the key factors that enable politicians achieve an excellent performance?

Debido a un nutrido elenco de disidentes de la competencia política, lo político es demoscópicamente problema y no solución. En este contexto, paradójicamente, el factor humano es la variable que más y mejor puede coadyuvar a revertirlo porque, aunque la Política se ejerce en un determinado escenario normativo-institucional, son las personas las que, en última instancia, desempeñan (o no) una Política Confiable. En un mismo ecosistema pero con actores políticos diferentes, los resultados serían posiblemente más y probablemente mejores. ¿Cuál es el factor diferencial de excelencia? El Talento Político. Como modelo de Competencia Política, BeOK© describe y explica el rendimiento político ofreciendo pautas de desarrollo del talento político individual, considerado como factor necesario (que no suficiente) para alcanzar un desempeño político superior al estándar de efectividad, eficacia y/o eficiencia esperados. ¿Cómo? Dotando al actor político de unas guidelines de acción conducentes a nuevos y mejores resultados. Cualquier actor político lo es en función de lo que hace, binomio que determina lo que obtiene: sus resultados dependen de sus acciones y éstas de cómo se percibe a sí mismo y su entorno político. Agrupando siete dimensiones organizadas de forma piramidal, esta arquitectura del Talento Político integra los dominios del ser [Identidad Política], hacer [Acción Política] y tener [Resultado Político].


DOMINIO DEL SER: IDENTIDAD POLÍTICA. Antes de hacer algo, se debe ser alguien [Saber Ser] y con alguien [Saber Estar]. Todo actor político actúa en función del modelo mental que configura su identidad política: decide en función de cómo interpreta, formula y resuelve los problemas. Como deporte de contacto, la Política se juega desde los valores integrados en esta identidad política, generadora (o no) de confiabilidad. Honradez, honestidad y humanización son los valores que proyectan ejemplaridad pública. 

¿Impacto? La confianza derivada del comportamiento ético, corazón de la Política. No obstante y siendo de contacto, la Política es un deporte de equipo: sabiendo ser, hay que saber estar en el partido político y con sus integrantes, adaptarse con plasticidad al dónde y al con quién. De lo contrario, el actor político no se adecuará a los contextos, medios y personas para alcanzar sus objetivos y no podrá generar la confianza derivada de una estética del comportamiento político no disruptivo.

DOMINIO DEL HACER: ACCIÓN POLÍTICA. Como técnica social de construcción de futuro, la Política es acción: se es actor político para hacer política. Y para hacerla es necesario querer, poder y saber desempeñarla. Como deporte de riesgo, la praxis política exige motivación [Querer Hacer] y constituir una experiencia óptima que fomente fluencia volitiva: un estado de motivación intrínseca lo suficientemente alto como para que resulte satisfactoria a pesar de sus costes. Sólo así, el actor político logrará la a-fluencia de adhesiones mediante la in-fluencia sobre sus grupos de interés y con-fluyendo con su partido político. Pero una Política Confiable exige disponer de los recursos necesarios [Poder Hacer]: el actor político debe tener para hacer (recursos) y saber poder (Search Funding). 


¿Impacto? Entrepreneurship en forma de una adecuada orientación actitudinal hacia el make things happen por la que se asumen riesgos para identificar oportunidades de actuación política, haciendo de la Política el arte de hacer posible lo necesario desde una gestión proactiva del presente. En tercer lugar, la Política requiere técnica (individual) y táctica (grupal): un know-how [Saber Hacer], resultado del querer aprender y enseñar. ¿Impacto? Un Capital Competencial Corporativo entendido como la suma de todas las competencias políticas individuales: las que suman y multiplican y las que restan y dividen.  

DOMINIO DEL TENER: RESULTADO POLÍTICO. La tercera y última faceta del Talento Político lo ubica en el ámbito de los logros: se trata de  demostrar lo aprendido y coopetir políticamente aprendiendo de los resultados obtenidos. En la alta competición, las finales no se juegan, se ganan. Y para ganar, el conocimiento aplicado es la mayor fuente de poder personal del actor político: el 90% de su logro depende de que haga lo que sepa para evitar brechas de rendimiento. ¿Impacto? Eficiencia de resultados políticos [Saber Obtener] y construcción de una Inteligencia Política Colectiva orientada hacia una Organización Política Inteligente. Pero el reto deportivo no sólo consiste en ganar, sino en revalidar. Sabiendo obtener, hay que mantener lo logrado aprendiendo: ingresar para progresar [Saber Mantener]. Ingresar implica saber saber: incorporar y aplicar el nuevo aprendizaje sinergizándolo con los anteriores (2+2+2=9) y evitar un aprendizaje acumulativo (2+2+2=6). Aprendiendo a aprender, se progresa mediante un kaizén político innovador que transforma amenazas en desafíos y dificultades en oportunidades. 


¿Impacto? Una Organización Política Inteligente que metaboliza su Inteligencia Política Colectiva para construir relaciones confiables con una ciudadanía de la que ostenta su representación consentida.


(Este artículo ha sido publicado por MÁS PODER LOCAL en su Núm. 17 
que puedes descargarte en 


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GESTIÓN DEL CAMBIO POLÍTICO Y RESILIENCIA: LAS 5Cs DE LA EVOLUCIÓN POLÍTICA EN LA ADVERSIDAD

«Locura es hacer siempre lo mismo y esperar obtener resultados diferentes». Este pensamiento de Einstein, muy utilizado en Coaching Político, evidencia que progresar implica cambiar continuamente. Implícitamente, el cambio alude a un futuro mejorable que invita a la acción: «Vivir es cambiar y quien mire al pasado o al presente, se perderá en el futuro». Aceptando este razonamiento de John F. Kennedy no extraña la importancia del cambio en lo político, aunque sólo sea aparente. Un paramnésico Obama ha cerrado su reciente campaña electoral con unas ideas-fuerza similares a las de 2008: un mensaje conjugado en futuro, cuyo epicentro déjà vu ha vuelto a gravitar en torno a la creencia en un cambio esperanzador, aderezado con el nuevo mantra demócrata [Forward].

Einstein decía que «mientras una ecuación es para siempre, la Política dura poco». Y tenía razón. Independientemente de su alcance y magnitud, el cambio político es el proceso (que no evento) por el que el actor político es capaz de reconvertir-se o de re-convertir un escenario político en otro diferente, a priori más beneficioso. ¿Cuáles son los principios que rigen este proceso de creación, captura y entrega de valor político mediante el cambio? Sobre la base de las necesidades de los grupos de interés con los que interactúa, existen cinco factores que guían la gestión del cambio liderada por el actor político.


(1) Certidumbre: Necesidad de Predictibilidad. Todo cambio se aplica (secuencial o simultáneamente) sobre estrategias, estructuras, procesos, tecnologías y/o personas. En todo caso, la edificación del cambio debe cimentarse en un sentido de urgencia y motivación acerca de su necesidad, si bien esto contraviene la estabilidad y predictibilidad de los grupos de interés del actor político. El miedo [trans-pirado] por la inseguridad de la incertidumbre [res-pirada] debe contrarrestarse con la confianza [ins-pirada] por el liderazgo ejercido por el actor político mediante el discurso de sus palabras y el relato ejemplar de sus hechos. Un diálogo honesto fomenta un humus actitudinal favorable en las personas implicadas. Identificadas las amenazas potenciales, deben desarrollarse escenarios que, desde el análisis de las oportunidades diagnosticadas, muestren las ventajas ofrecidas por la nueva situación de futuro una vez aquellas sean explotadas.

(2) Clarificar: Necesidad de Visión-Propósito. Con frecuencia, el cambio acostumbra a cursar con confusión en los grupos de interés: ¿Qué se está haciendo y por qué? Estas dudas manifiestan la necesidad de crear y comunicar la visión [estratégica] o propósito del cambio para que disminuyan las resistencias al cambio [unfreezing] despertadas en individuos y grupos. Las soluciones implícitas en el cambio deben capturarse en una visión breve, entendible y memorable para los actores que deben operacionalizarlo [en cascada o en red]. Creada la visión, hay que comunicarla de un modo resonante y frecuente, motivo por el que debe vincularse e incluirse en todo lo que se haga. Comunicar visión no es una tarea extra-ordinaria, sino ordinaria, obligada en todo momento y situación para decidir y resolver problemas.


(3) Control: Necesidad de Decidir. Para proactivar el cambio político y evitar reacciones en su contra de los grupos de interés es necesario ofrecer mecanismos para satisfacer sus necesidades de control sobre lo que les afecta. El actor político debe canalizar la participación de éstos para que se impliquen en el diseño y gestión del cambio. Además de gestionarse, el cambio se lidera: hay que con-vencer acerca de su necesidad visibilizando el apoyo clave de los prescriptores corporativos (con influencia y ascendencia social en la organización): hay que liderar líderes que compren el cambio para que su compromiso garantice su permeabilidad corporativa. Se trata de compartir el liderazgo para fomentar sentimientos de control político en los equipos de trabajo. En términos rotterianos, generar un sentimiento de locus de control interno y no externo. En este sentido y desde la Psicología Positiva, puede hablarse de resiliencia política como la capacidad de ajuste saludable a la adversidad por parte del actor político y que le permite afrontar obstáculos, salir fortalecido y seguir proyectándose en el futuro a pesar de los acontecimientos de un escenario político poco o nada propicio. Esta personalidad resistente [Hardiness] constituye un constructo multifactorial compuesto por compromiso, control y reto. Así, el actor político resiliente estará comprometido, controlará lo controlable y se abrirá al cambio, interpretándolo como una parte ineludible de la vida política [oportunidad] y no tanto como una experiencia estresante [amenaza]. Todo ello, desde un mayor equilibrio emocional, le permitirá metabolizar la presión y afrontar mejor los nuevos retos.


(4) Conexión: Necesidad de Vinculación. Los integrantes de los grupos de interés del actor político necesitan conectarse con personas, hábitos e ideas y, en caso de cambio, re-conectarse abandonando lo conocido y vinculándose con lo aún desconocido en el sistema corporativo al que venían perteneciendo. En los casos de baja adhesión al cambio, son frecuentes las resistencias personales por no saber (desinformación), no poder (incompetencia) o no querer (desmotivación). Superar estas resistencias exige habituarse al cambio conociendo su objeto (qué), su causa (por qué), su finalidad (para qué) y el mejor procedimiento para abordarlo con éxito (cómo).

(5) Confianza: Necesidad de Aportar Valor. El nuevo escenario dibujado por el cambio debe ofrecer oportunidades de excelencia [adaptativa] a los nuevos parámetros de rendimiento para generar la necesaria confianza en el nuevo ecosistema político. Se trata por tanto, de reconfigurar la dinámica política del poder [refreezing] asegurando el apoyo de los grupos clave y liderando el cambio para generar sinergias de apoyo. Se trata de construir y anclar el cambio sobre la Cultura Corporativa. Cada nuevo proyecto proporciona una oportunidad para construir sobre los cambios precedentes, aunque es necesario seguir cuestionándose qué puede mejorarse aprovechando las inercias ya instauradas. En una lógica kaizén, las transformaciones generadas por el cambio deberán ser evaluadas (outputs-resultados y outcomes-impactos).

Dado que nunca nos bañamos en el mismo río, la Política es como ir en bicicleta: mantener el equilibro exige no parar. Quizás sobre ello reflexionaba Octavio Paz al ensayar que «las personas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… del miedo a cambiar». 

¿PLANETA 1.0 VS. PLANETA 2.0?

«No tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes para que nos digan qué tenemos que hacer». Con esta frase Steve Jobs ponía el acento en la necesidad de las organizaciones de invertir en Capital Humano competente en la autogestión de su propio valor añadido en el entorno de una cultura organizacional predispuesta a aprender y dispuesta al cambio generado por y desde las personas que la integran. Pero no siempre es este el ecosistema organizacional en el que nos desarrollamos. Como en nuestro Sistema Solar, en el que ninguno de sus planetas es igual, no todas las organizaciones son iguales. No en todas las organizaciones que orbitan alrededor del mercado encontramos unas condiciones ecológicas proclives a la generación y desarrollo sostenible de vida. Como el mercado para las organizaciones, la energía generada por la luz solar sustenta casi todas las formas de vida y nos condiciona climáticamente. Nuestros mercados deciden la presencia o ausencia de inclemencias metereológicas en nuestras organizaciones. Y no todas nuestras organizaciones toleran del mismo modo tales inclemencias: o colaboramos en una organización inteligente que aprende a desarrollar un ecosistema de vida sostenible nutriéndose de las personas que la componen y la rodean u obedecemos en una organización que, creyendo disfrutar de un ecosistema favorable, focaliza su atención en enseñarlo y no en aprender para mejorarlo. Sólo enseña y siempre enseña lo mismo. Impermeable a los cambios. Hermética a la mejora ajena. Y todo ello en la época en que, como nos recuerda Pilar Jericó, «el mejor golfista del mundo es negro, el mejor rapero es blanco […] o Suiza gana la Copa América de vela cuando no tiene costas».

¿PLANETAS 1.0? Como Neptuno, hay organizaciones que, orbitando muy alejadas del mercado, son planetas helados, compañías gaseosas en las que palpita un Core Business poco denso en relación a su tamaño, a su dimensión empresarial. Con una temperatura en su superficie de -218ºC ofrecen una ecología incompatible con la vida. Desde la cúspide de una pirámide organizativa muy elevada, con frecuencia excesivamente elevada, la dirección estratégica de la organización permanece alejada de lo que acontece en sus mercados. Su miopía crónica les impide detectar las señales del exterior. No hay indicios del Sol, no llegan noticias del mercado. Y ya se sabe: «No news, good new». Pero no es así. Si no hay Sol, no hay fotosíntesis. Y si no hay fotosíntesis los modelos de negocio de estas empresas acaban adoleciendo de una progresiva asintonía solar que inexorablemente conduce a cuentas de explotación que incurren en pérdidas. No se genera nueva savia corporativa revitalizadora. No hay vida sostenible. Son organizaciones que se agotan en sí mismas, que mueren por intentar sobrevivir alejadas de la energía vital proporcionada por los grupos de interés de sus mercados y que le invitan a cambiar. Pero ya decía Keynes que «la mayor dificultad del mundo no está en que las personas acepten nuevas ideas, sino en hacerles olvidar las viejas». Son los Planetas 1.0: quien se asoma a ellos sólo puede leerlos, sólo puede escucharlos. En ellos no cabe la interacción, no cabe la bidireccionalidad en las comunicaciones. Dice el profesor Javier Fernández Aguado que «quién vende siempre lo mismo y del mismo modo, dejará de venderlo». Si no se invoca el cambio, no hay progreso posible, no mejora retadora en el horizonte.
Ni horizonte nuevo a alcanzar cada día. En el trayecto hacia la muerte anunciada de estos planetas, las crónicas acostumbran a contarnos la proliferación de círculos viciosos de retroalimentación negativa que acontecen en las personas que habitan en ellos: la asintonía solar enfría aún más la ya helada superficie organizacional. Empeoran aún más las condiciones de vida y por tanto, disminuyen las probabilidades de supervivencia. En este inhóspito escenario organizacional, sus habitantes sobreviven en una atmósfera de toxicidad emocional creciente que les conduce a sobrevivir insatisfechos. En el aire se respira miedo, desilusión, desconfianza e inseguridad. ¿Para qué colocar una lupa que amplifique el rayo solar si no llegará a ser percibido desde la cúspide del planeta? ¿Para qué volver a intentarlo si el autismo cósmico corporativo siempre lo ha impedido? Quizás aludiendo a situaciones similares a estas nos dice el profesor Javier Fernández Aguado que «las organizaciones empresariales pueden ser el camino para la felicidad de las personas, pero también pueden convertirse en potros de tortura».

¿PLANETAS 2.0? En cambio, existen otros planetas (como la Tierra) más densos respecto de su tamaño y que, aunque elípticamente, orbitan a un distancia prudencial del Sol, la necesaria. Así, tenemos organizaciones cuyas propiedades físicas e historia geológica, les han permitido ser planetas en los que se conoce la existencia de vida. Presentan una ecología compatible con la vida. Para estas compañías, su mercado es la estrella espectral situada en el epicentro del sistema del que forman parte. Y es justamente por esto que, huyendo de pirámides propias del Pleistoceno más remoto, adoptan una forma aplanada, es decir, se han adaptado orgánica y funcionalmente de tal forma que la luz solar alcance a todos los rincones de la empresa. ¿Selección natural darwiniana? Sin pirámide y por tanto, sin cúspide organizativa, la dirección estratégica de estas compañías están conectadas con lo que acontece en sus mercados de referencia, detectando cualquier señal del exterior. Hay Sol y llegan noticias del mercado: «News, good new».
Y ya sabemos que si hay Sol, hay fotosíntesis. Y habiendo fotosíntesis, los modelos de negocio de estas empresas acaban gozando de la necesaria sintonía solar conducente a cuentas de explotación que no incurran en pérdidas. Generándose constantemente nueva savia corporativa revitalizadora, hay vida sostenible. Son organizaciones que, con la permeabilidad debida a sus stakeholders, ya no sólo digieren el cambio, sino que lo generan, lo proponen: el cambio brota, emerge. Escribió un día Goethe: «Trata a un hombre tal y como es y seguirá siendo lo que es. Trata a un hombre como puede y debe ser y se convertirá en lo que puede y debe ser». Son los Planetas 2.0: quien se asoma a ellos, además de leerlos y escucharlos, puede participar activamente en la escritura. Se construye participativamente a través de la interacción y de la comunicación bidireccional. No debe extrañarnos por tanto que en su seno proliferen círculos virtuosos de retroalimentación positiva que acontecen en las personas que habitan en ellos: la sintonía solar calienta adecuadamente la superficie empresarial, mejorando las condiciones de vida y por tanto, potenciando la sostenibilidad del sistema. En este acogedor escenario organizacional, sus habitantes viven en una atmósfera de estabilidad y crecimiento emocional que les conduce a la satisfacción. En el aire se respira ilusión, confianza y seguridad.
¿Cuántas lupas colocamos para amplificar los rayos solares de tal forma que sean todos percibidos? ¿Cuándo volveremos a intentarlo para reducir a 0 las dioptrías corporativas? ¿Qué importancia tiene nuestra orientación actitudinal para la sostenibilidad de las organizaciones? Recientemente Bill Gates dijo que «si 20 personas concretas dejaran Microsoft, la empresa quebraría». ¿En qué tipo de organización trabajamos? ¿Habito un Planeta 1.0? ¿El de los simios? O al contrario, ¿habito un Planeta 2.0? Este primer macro-parámetro localizador determinará la naturaleza del valor añadido que aportamos y, lo que es más importante, podamos llegar a aportar en un futuro a la cadena de valor corporativa. Pero, sea cual sea el planeta que habitemos... ¿cuál es su eje de rotación?

Este artículo ha sido publicado en EL MUNDO DE LOS NEGOCIOS (Septiembre de 2012, Pág. 46 | http://www. http://issuu.com/elmundodelosnegociosrd/docs/emn_net).