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Apuntes para PRUEBA PRESENCIAL Fundamentos de Ciencia Política I (Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED) |
1. DEMOCRATIZACIÓN Y
CONSOLIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA. La democratización
es el proceso de construcción de una democracia, el proceso de transición por
medio de (a) Una reforma paulatina de las instituciones existentes; o (b) Una
ruptura drástica con de las instituciones existentes desde un régimen
dictatorial a otro democrático. Por su parte, la consolidación (asentamiento y estabilización) de la democracia es
el objetivo último de todos los esfuerzos democratizadores porque los países
que inician un proceso de democratización necesitan completarlo construyendo
una democracia fuerte y duradera.
¿Cuándo se produce el paso de la democratización a
la consolidación? Un Estado cruza la frontera de la democratización a
la consolidación cuando sus instituciones son tan ampliamente aceptadas y sus
prácticas democráticas están tan arraigadas que ningún sector importante de la
ciudadanía está dispuesto a subvertir el orden democrático sustituyéndolo por
otro. Esto es, cuando la democracia «is
the only game in town», cuando las reglas democráticas son las únicas
reglas del juego político aceptables para la sociedad.
¿Qué
factores pueden ayudar a los Estados a evolucionar primero de la dictadura a la
democratización (emergencia) y luego de la democratización a su consolidación? A
medida que relacionemos a continuación las 10 condiciones para la democracia,
veremos, a modo de ejemplo, la relación entre cada una de estas condiciones
(planteadas como VI [1])
y el funcionamiento de la democracia en la India (como VD [2]).
2. DIEZ CONDICIONES PARA LA DEMOCRACIA. Estas condiciones son factores, «requisitos», pero no deterministas ya
que no son ni condiciones necesarias, ni condiciones suficientes. Se trata de
una lista de VI formuladas como hipótesis relacionadas con una VD (emergencia o
consolidación de la democracia): en mayor o menor medida, las 10 VI tratadas
contribuyen a incrementar las probabilidades de que se produzca la
democratización o se consolide. El modo en que intervienen estas VI difiere en
función del país, teniendo que tener en cuenta las diferencias entre correlaciones (A está relacionado con B)
y causalidades (A causa B).
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La primera y la segunda de las condiciones para la democracia (formuladas en forma de hipótesis) son las únicas de las 10 que no presentan una evidencia empírica mixta. |
2.1. INSTITUCIONES DEL ESTADO. La
emergencia y consolidación de una democracia requiere de un Estado que funcione
correctamente, con soberanía sobre un territorio claramente definido y cuyas
fronteras, élites gobernantes e instituciones básicas sean consideradas legítimas
por la mayor de su población. Se trata de la estatalidad: «sin Estado, no
puede haber ciudadanos y sin ciudadanos no puede haber democracia». Las
instituciones estatales democratizadas son necesarias para el proceso
democratizador (emergencia) y para la estabilidad democrática (consolidación).
La construcción del Estado democrático constituye la tarea principal de los PVD [3] y la
fortaleza de las instituciones estatales democráticamente controladas es
crucial para el proceso de consolidación a largo plazo.
(#1) Estado previo e instituciones incubadoras. Muchas
transiciones hacia la democracia tienen lugar dónde ya existe un Estado. Por
otro lado, en algunos regímenes no democráticos funcionan determinadas
instituciones del Estado que pueden representar el papel de incubadoras de la
democracia (p.e. el parlamento británico durante el siglo XIII).
(#2) Transferencia del Estado. Históricamente
se ha producido una amplia variedad de relaciones entre los representantes del
anterior régimen (dictatorial) y los defensores del nuevo orden democrático. El
modo en que el Estado se transfiere de los gobernantes de la dictadura a las
élites democratizadoras influye en la estabilidad del proceso de cambio y en la
calidad posterior de la democracia. Existen 3 posibilidades:
(a) Transición Pactada. Existe un acuerdo entre un
gobierno dictatorial debilitado y los líderes del movimiento democrático,
siendo las que suelen producir democracias más duraderas (España), si
bien no siempre han producido democracias estables (Latinoamérica).
(b) Revolución desde Abajo. Un movimiento amplio de
ciudadanos que se rebelan contra un gobierno no democrático. Es el caso de la Revolución de los Claveles de Portugal
de 1974, la caída del comunismo en la República Democrática Alemana, Polonia,
Checoslovaquia y Rumania.
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Mijail Gorbachov |
(#3) Legitimidad Social del Estado. En todo
caso, la democracia es más sólida en aquellos países en los que las fuerzas democráticas
han gozado de mayor respaldo social (Polonia y los Estados bálticos)
y más débil allí donde la correlación de fuerzas se hallaba más equilibrada (Rusia
y Ucrania). La legitimidad del Estado es un factor clave en este proceso:
si grandes segmentos de la sociedad creen que los nuevos líderes han obtenido
el poder de forma inadecuada o lo conservan de forma ilegítima o ilegal, la
democracia afronta serias dificultades porque el mismo Estado descansa sobre
cimientos endebles.
(#4) Instituciones y Procedimientos del Estado. La
democracia depende en gran medida de las instituciones y procedimientos del
Estado. Necesita instituciones que garanticen la soberanía popular y los
derechos y libertades básicas, debiéndose organizar necesariamente sobre la
base del imperio de la ley: (a) Los gobernantes
tienen que dar cuenta de sus actos ante la ciudadanía y someterse a procesos
electorales justos y competitivos que permitan la alternancia periódica en el poder:
(b) La trasparencia del proceso ha de permitir a los ciudadanos castigar electoralmente a los gobiernos; (c) Los jueces deben ser independientes: (d) A
la burocracia le corresponde actuar
conforme a procedimientos legales y disponer de suficientes recursos; (e) Los militares tienen que respetar las reglas
del juego; y (f) El proceso legislativo debe ser eficiente y eficaz.
(#5) No neutralidad ante cualquier ideología. Las
democracias han de contar con la capacidad de protegerse, contar con un
ejército cuyos miembros sean leales al Estado democrático. Las democracias no
pueden permitirse la neutralidad hacia cualquier ideología. Las reglas de la
democracia no pueden amparar ni respetar a quienes son intolerantes con las
ideas de los demás, aspiran a impedir su difusión o a eliminar físicamente a
quienes las difundan [4]. Las
democracias pueden y deben defenderse de sus enemigos, pero han de hacerlo de
una forma compatible con sus principios y derechos. De lo contrario,
alimentarán los fenómenos que pretenden erradicar y socavarán los principios
que dicen defender. Las medidas de excepción han de ser precedidas de un amplio
debate público, deben ser adoptadas y supervisadas por los parlamentos y ser
objeto de control judicial periódico en cuanto a su justificación y aplicación.
2.2. ÉLITES COMPROMETIDAS CON LA DEMOCRACIA. La democracia
es el gobierno de los ciudadanos, pero el gobierno de élites responsables ante
los ciudadanos. El éxito de la democracia depende de las actitudes y del
comportamiento de las élites políticas y sociales (económicas, empresariales,
religiosas, étnicas, académicas y periodísticas) de cada país, las cuales han
de adherirse escrupulosamente a las leyes y a las normas democráticas. Su
capacidad de compromiso es esencial, pero su liderazgo democrático tiene que
ser moralmente estimulante, sólido y capaz de generar cambios políticos,
económicos, sociales y culturales consustanciales. Cuando los líderes sociales
apoyan al nuevo régimen sin fisuras, la probabilidad de supervivencia de la
democracia aumenta considerablemente. Aunque sus actitudes son fundamentales en
todas las fases del proceso democratizador, resultan particularmente relevantes
en sus primeras etapas: influyen de una forma decisiva en la implantación y en
el desarrollo de la democracia porque ésta se asienta sobre la participación conjunta
de la sociedad y las élites en el proceso político.
2.3. UNA SOCIEDAD HOMOGÉNEA. La democracia
tiene más probabilidades de asentarse en países socialmente homogéneos porque
las sociedades fragmentadas (por divisiones étnicas, religiosas o de clase) son
demasiado inestables para lograr un gobierno democrático sólido. La evidencia a
la hipótesis de la homogeneidad es mixta: tener una población socialmente
homogénea no es un requisito indispensable, pero ayuda. El sentimiento de unidad nacional puede no ser siempre imprescindible,
pero facilita el nacimiento de la democracia e incrementa sus probabilidades de
consolidación a largo plazo. Carecer de ella, en algunos casos, puede resultar
fatal.
Hay
países que han compatibilizado la democracia con profundas divisiones sociales
(Estados Unidos, Suiza y Holanda). Además, la
heterogeneidad social puede aumentar la probabilidad de democracia porque ésta
ofrece el método más adecuado para que un pueblo dividido reconcilie sus diferencias
de forma pacífica. La homogeneidad de la sociedad no garantiza la democracia. Y
aunque la polarización social puede dificultarla, de ningún modo la hace imposible.
Algunas
sociedades encuentran modos de superar sus divisiones sociales manteniendo la
unidad nacional. Una Identidad Nacional Cívica puede
proporcionar un nivel suficiente de homogeneidad para mantenerla cohesionada, a
pesar de la existencia de divisiones profundamente arraigadas basadas en la
etnia, la lengua, la religión o la clase social. Gracias a la identidad nacional
compartida, Holanda logró su democracia consociativa. La unidad nacional
de Estados Unidos se basó en el deseo de independizarse de los británicos.
La unidad nacional representa un papel fundamental en la creación y el
mantenimiento de sistemas democráticos viables en países que son muy
heterogéneos. Sin una patria compartida en la que apoyarse, los países
socialmente polarizados tendrán dificultades para llegar a los acuerdos
necesarios para construir o mantener la democracia. Las democracias jóvenes tienden
a ser más frágiles y mostrarse más vulnerables ante los efectos
desestabilizadores de la falta de coherencia nacional.
2.4. RIQUEZA NACIONAL. La correlación
existente entre la riqueza nacional y la democracia es una evidencia mixta.
Aunque la riqueza nacional aparece correlacionada con las democracias consolidadas,
hay excepciones: países acomodados que han fracasado, mientras otros han tenido
éxito (la India o Botswana). El desarrollo económico ha aumentado
las probabilidades de la democracia en algunos países, pero por sí sólo no causa el surgimiento de una democracia.
La democracia no nace espontáneamente
cuando un país alcanza un determinado nivel de renta per cápita. Una vez que la
democracia se instaura, sus perspectivas de supervivencia se incrementan cuanto
más rico es el país: ninguna democracia ha fracasado con una renta per cápita
superior a 6.000$.
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Barrington Moore |
No
obstante, existen muchos indicios de que la libertad de empresa no promueve necesariamente
la democracia. La China actual combina un sector privado muy activo con
la férrea dictadura. La Rusia poscomunista ha provocado el surgimiento
de una camarilla de multimillonarios políticamente influyentes, produciéndose
un considerable descenso de los niveles de vida de grandes segmentos de la población.
La
democracia surgió en Gran Bretaña y Estados Unidos principalmente
debido a la temprana aparición de una élite capitalista pujante (la burguesía)
que quería tener voz con el fin de asegurar sus derechos de propiedad. Aquellos
países que no lograron desarrollar una clase empresarial fuerte no disfrutaron
de democracias asentadas hasta mucho después (Alemania, Rusia, China
o Japón). Por ello, Rusia y China se hicieron comunistas. Alemania
tuvo una dictadura fascista y Japón un régimen militar autoritario.
2.6. CLASE MEDIA. La
evidencia es de nuevo mixta. Hay datos inequívocos de que la clase media ha
contribuido a promover la democracia, pero también otros casos indican su
alejamiento de la democracia cuando percibe que sus intereses materiales corren
peligro. En los países económicamente polarizados (sin una importante clase
media), la probabilidad de que surja la democracia es menor. Cabría esperar que
los ricos se sirvieran de su control de la economía para dominar a los pobres,
al tiempo que los pobres aspiraran a expropiar a los ricos. Al configurarse la
alternancia de unos y otros en el poder (como un juego de suma cero: lo que unos ganan, otros los pierden) ambas
clases están dispuestas a recurrir a la represión del otro para alcanzar sus
objetivos. En cambio, una clase media sería más favorable a la democracia
porque sus miembros estarían interesados en garantizar su propia seguridad
económica sobre la base de la libertad de empresa, el imperio de la ley y un
gobierno responsable ante los ciudadanos.
2.7. APOYO DE LOS MÁS DESFAVORECIDOS. La
evidencia sugiere que el apoyo de los desfavorecidos es crítico para la
democracia. Si la democracia no se abre a todos, puede que no tenga éxito para
nadie. Si los segmentos más pobres de la sociedad perciben que están siendo
excluidos del proceso democrático o que no obtienen ningún beneficio, pueden
dificultar su desarrollo. Si la democracia no ofrece una esperanza real para
salir de la pobreza o impedir la discriminación sistemática de ciertos
colectivos, evidentemente no representa a todos. La exclusión y la
discriminación pueden producir la indiferencia de la gente socialmente
desfavorecida hacia la democracia.
Tenemos
el ejemplo del Reino Unido cuando expandió el derecho a voto a finales
del siglo XIX y principios del siglo XX primero a los miembros de la clase
trabajadora y después a las mujeres. Pero el apoyo a la democracia por parte de
los grupos más desfavorecidos depende mucho del modo en que el gobierno electo
aborde sus problemas, en especial los que genera el mercado. Para mantener el
apoyo a la democracia, los gobiernos electos deben diseñar y ejecutar toda una
serie de medidas de bienestar social
destinadas a paliar la miseria económica y la marginación social de los más
desfavorecidos. En África, Latinoamérica y Asia existen
grandes grupos de población hundidos en la pobreza que se muestran incapaces de
organizarse democráticamente. En cambio, allí donde los partidos se ocupan de
los más menesterosos y hacen esfuerzos para abordar sus problemas cuando están
en el gobierno, la democracia goza de más apoyo social y es más fuerte.
2.8. PARTICIPACIÓN CIUDADANA, SOCIEDAD CIVIL [5] Y CULTURA POLÍTICA DEMOCRÁTICA.
(#1) CULTURA
POLÍTICA DEMOCRÁTICA. Existen datos que avalan la existencia de un vínculo
entre la cultura política democrática y la democracia, si bien la preexistencia
de dicha cultura no representa una condición necesaria para que comience a
producirse la democratización. ¿Qué viene
antes: los demócratas o la democracia? Aunque parece incuestionable que la
democracia puede surgir sin que la mayoría de la población tenga interiorizados
los valores democráticos, tampoco cabe duda de que las transiciones (procesos
de democratización) resultan más sencillas allí donde sí ha prendido una cultura
política democrática.
(#2) PARTICIPACIÓN
CIUDADANA. Para dar vida a la democracia, la gente tiene que participar. Los
partidos políticos representan un papel crítico en este proceso porque proporcionan
el principal vínculo organizativo entre los políticos y la sociedad. No
obstante, este vínculo es indirecto ya que los ciudadanos tienen muy poca
conexión con los partidos. El partidismo [6]
está en decadencia en la mayoría de las democracias consolidadas: los índices
de afiliación partidista han sufrido un notable descenso en las últimas
décadas. Sin embargo, los partidos siguen siendo indispensables para el
funcionamiento de la democracia porque proporcionan a los electores opciones
reales en las elecciones y permiten que las asambleas legislativas y los
gobiernos se articulen en instituciones operativas.
(#3) SOCIEDAD
CIVIL. Una considerable evidencia empírica corrobora la relación existente
entre la sociedad civil y la democracia: una sociedad civil fuerte confiere
estabilidad y fortalece a las democracias. Polonia y la República
Checa han dado importantes pasos en sus procesos de democratización por la
presencia de una sociedad civil fuerte. En Polonia más de 10 millones de
personas pertenecieron a Solidaridad
(un movimiento sindical anticomunista que desafió abiertamente al régimen). En Rumania
y Bulgaria carecieron de este tipo de organizaciones.
‒ Para
maximizar la participación ciudadana,
la democracia requiere también una sociedad civil fuerte (compuesta por
asociaciones que promueven valores democráticos y se organizan y operan de
acuerdo con ellos). Cuanto más se involucra la ciudadanía en estas asociaciones
voluntarias, más probable es que la democracia se afiance. Al incorporarse
libremente a grupos y asociaciones, los individuos siguen pautas de interacción
y adoptan hábitos de organización, cooperación y confianza que son vitales para
el mantenimiento de las instituciones y los procedimientos democráticos, al
tiempo que contribuyen a la cohesión social. La sociedad civil promueve la tolerancia,
el compromiso y una disposición a confiar en los demás y a cooperar con ellos,
actitudes absolutamente esenciales para la estabilidad y calidad de la democracia.
‒ La
sociedad civil es una fuente de cultura
política democrática (de actitudes y valores, ampliamente compartidos, de
apoyo a las instituciones y los procedimientos democráticos).
‒ La
sociedad civil es la red social que
fundamenta el gobierno democrático pues limita el poder del Estado y lo hace
responsable de sus actos.
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Robert Putnam |
¿Cuáles son las causas de esta reducción del capital
social? (a) Parte
del problema se deriva de las presiones económicas y temporales a las que se
ven sometidas las familias de doble carrera laboral (los dos trabajan fuera de
casa); (b) Las pautas de residencia; o (c) El atractivo de las televisión y
otros medios de comunicación electrónicos. Lo cierto es que la Generación del Baby Boom tiende a
pertenecer a asociaciones voluntarias en menor medida que sus progenitores. Y
de las tres generaciones analizadas, los jóvenes nacidos en las décadas
posteriores son los que menos se involucran socialmente.
2.9. EDUCACIÓN Y LIBERTAD DE INFORMACIÓN. Se observa una correlación entre las democracias
estables, los niveles educativos elevados y la pluralidad de fuentes de
información existentes. La educación y la libertad de información están relacionadas
con el correcto funcionamiento de la democracia, si bien no siempre se dan en
su surgimiento. Las perspectivas de la democracia aumentan con el nivel
educativo de la población: cuanto más alto sea el nivel educativo, más respaldo
obtendrán los valores y procedimientos democráticos. Inversamente, el
analfabetismo tiende a crear o sostener la democracia en menor medida. La
democracia requiere la libertad de expresión, la libre circulación de
información y la capacidad de los ciudadanos para procesar esta información. El
nivel de participación ciudadana en la vida política depende bastante de la disponibilidad inmediata de información
relevante sobre los asuntos de la comunidad, así como también de la capacidad
de los ciudadanos de entender cuestiones económicas y políticas más o menos
complejas.
Las
dictaduras comunistas suponen una importante excepción a esta condición. La Cuba
de Fidel Castro muestra como la educación (con ausencia libertad de información)
no tiene por qué estar necesariamente relacionada con la democracia.
En los
siglos XVIII y XIX, las democracias anglosajonas fueron impulsadas
inicialmente por élites sociales con altos niveles educativos. En estos mismos
tiempos, en Rusia, China o Japón la opresiva censura del
Estado sofocó el libre intercambio de información e ideas. Las democracias
consolidadas contemporáneas suelen exhibir niveles más altos de
alfabetización y educación secundaria que los sistemas no democráticos.
2.10. UN ENTORNO INTERNACIONAL FAVORABLE. La evidencia disponible vincula la existencia de
condiciones internacionales propicias con el surgimiento y el desarrollo
satisfactorio de las democracias. Pero si bien las influencias externas son
importantes, difícilmente pueden los gobiernos extranjeros crear o propiciar
las instituciones y los hábitos democráticos cuando las condiciones internas
para la democracia son desfavorables.
Las
condiciones vistas hasta ahora se refieren al interior de cada país. Pero, en
algunas ocasiones, el contexto internacional puede influir de forma
significativa en las perspectivas del surgimiento de la democracia, así como en
su posterior desarrollo.
No todas las antiguas colonias británicas se han
convertido en democracias estables, como por ejemplo Pakistán, Malasia
o Singapur.
Estados
Unidos, Canadá,
Australia, Nueva Zelanda y la India habían sido colonias
británicas. Ya habían adquirido de los británicos un concepto de las ideas y
prácticas democráticas.
La guerra y sus consecuencias pueden tener
efectos positivos o negativos en la democracia. En relación a los negativos, la
guerra suele requerir un liderazgo fuerte y centralizado, quedando poco espacio
para la pugna entre partidos. Pero no todos los países implicados en grandes
conflictos bélicos internacionales han sucumbido a la tentación del
autoritarismo militar. Un contexto internacional poco propicio para el
surgimiento y la estabilidad de las
democracias fue el de los años 30 y la posterior etapa de Guerra Fría. El auge
del fascismo y del comunismo contribuyó a radicalizar la vida política y social
de muchas democracias. Una de las inquietantes
paradojas de los regímenes democráticos es la siguiente: gobiernos que
defienden la democracia en sus propios países pueden, aunque de forma habitualmente
poco transparente, contribuir a sostener dictaduras terribles en otros países.
En
determinados contextos, las condiciones
económicas globales pueden ejercer una influencia igualmente profunda en
las perspectivas de la democracia. En los años 30 se produjo la “Gran Depresión”, la cual influyó de
forma significativa en la caída de la democracia en Alemania y en el
ascenso de la popularidad de los nazis. En la actualidad, la probabilidad de
que algunos países de Latinoamérica, África o Asia
consigan estabilizar sus jóvenes democracias depende, en gran medida, de la voluntad
de las democracias económicamente avanzadas de proporcionar ayuda económica a
tiempo o de su disposición a abrir sus mercados a un comercio que sería
beneficioso para todos.
¿La globalización propiciará u obstaculizará
la democracia en los países en vías de desarrollo? En principio, la
interdependencia tecnológica y económica global puede tener consecuencias tanto
positivas como negativas para el desarrollo de estos países.
3. ¿ES INEVITABLE LA
DEMOCRACIA? Para contestar a esta cuestión nos
centraremos en las aportaciones de dos autores:
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Francis Fukuyama |
F. Fukuyama (1992) plantea
que el colapso de los regímenes comunistas en Europa y la Unión Soviética en el
tramo final del siglo XX han marcado el fracaso del último desafío ideológico
planteado a la democracia liberal. El otro desafío importante del siglo XX (el fascismo)
ya había sido derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
Por mucho
que aparenten estabilidad y fortaleza, las dictaduras carecen de ideas
sugerentes y atractivas para las sociedades contemporáneas porque no pueden
ofrecer lo que anhelan todos los individuos: el reconocimiento por parte de los
demás de la dignidad humana. Sólo la democracia puede responder a tales anhelos
porque es el único sistema que ofrece oportunidades de participar en la vida de
la comunidad desde la igualdad, la dignidad y el respeto.
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Samuel Huntington |
S. Huntington (1991) se ha mostrado menos
optimista respecto a la inevitabilidad del éxito de la democracia a escala
mundial. En el siglo XX se han producido tres grandes «olas» de democratización en el mundo:
PRIMERA
OLA (entre 1828 y 1926). Unos 30 países adoptaron algunos elementos rudimentarios
de democracia. Hacia 1922 empezó a perfilarse una tendencia adversa a medida
que la democracia caía en algunos de esos mismos países. En 1942, 11 Estados
habían sucumbido al fascismo.
SEGUNDA
OLA (entre 1943 y 1962). Después de la Segunda Guerra Mundial, empezó con la
restauración de la democracia en Italia y Alemania y su
instauración en Japón, cobrando fuerza con la extensión de la democracia
a un creciente número de países en vías de desarrollo llegando a 41 países (desde
1943 hasta 1962), si bien la democracia no pudo arraigar en todos los países.
Se inició una segunda ola adversa entre 1958 y 1975 en la que algunos Estados
cayeron bajo una dictadura.
TERCERA
OLA (desde mediados de los 60 hasta mediados de los 80). Empieza con las transiciones
de Portugal, Grecia y España. Durante los 20 años posteriores, la democracia
nació en más de 40 países, culminando con la caída de la Unión Soviética y la
transición de varias de sus repúblicas hacia la democracia y la independencia.
Como se
ha visto, a cada una de las dos primeras olas le siguió una «ola adversa» en la que algunos países
que habían logrado construir la democracia, fracasaron luego en mantenerla,
regresando a una dictadura. Así, no cabe excluir una tercera ola adversa a
corto plazo.
¿Se ha
iniciado ya una tercera ola adversa? Entre 1987 y 1995 la cantidad de
democracias electorales del mundo experimentó un gran aumento (de 66 a 117). En
2008 había 119 democracias electorales en el mundo: menos del 50% de la
población mundial vivía bajo regímenes “libres”
(Freedom House). A pesar de que no
se ha producido una ola adversa masiva, en 2009 se produjo por tercer año consecutivo
un declive global de la libertad, registrándose los principales retrocesos en
el África subsahariana y en la antigua Unión Soviética. A pesar de todas sus
debilidades e imperfecciones, la democracia sigue ofreciendo a la humanidad más
y mejores oportunidades para la libertad, la dignidad y el desarrollo personal
que cualquier otra forma de gobierno existente.
4. EL CASO DE LA INDIA. Como
ejemplo tenemos el caso de la India, en el que la evidencia empírica es ambivalente:
aunque cumple nuestras expectativas en algunos de los factores favorecedores,
también cuenta con un buen número de tendencias contrarias. Lo más sorprendente
del caso indio es que varios elementos potencialmente debilitadores de la
democracia nunca se han combinado para minarla. El compromiso con los ideales y
las prácticas democráticas parece firmemente enraizado entre amplios sectores
de la población. La mayoría de los indios que participan en la vida política
apoyan la democracia y no apelan a expedientes dictatoriales como remedio a su
difícil situación.
Instituciones y gobiernos parlamentarios legítimos y un Estado unido a
pesar de las tendencias hacia la fragmentación social. A primera vista, las estructuras institucionales de
la India parecen adolecer de una gran debilidad debido a las tendencias de
fragmentación social (arraigadas en la heterogeneidad religiosa y
etnolingüística e institucionalizadas en el sistema federal). La corrupción
política generalizada y la ineficiencia persistente en todos los niveles del
gobierno, desgastan el apoyo social a los gobernantes y los líderes de los
partidos. En 2002, el 10% de los parlamentarios estaban acusados de asesinato,
violación o robo. Las instituciones judiciales del Estado (aunque formalmente
independientes) funcionan con lentitud y están saturadas, llegando a tener 30
millones de casos acumulados. Pero los gobiernos de la República han logrado mantener
unidas las diversas partes de la India, evitando una guerra civil a gran escala
o la secesión de algún estado federado. El proceso electoral sigue siendo
considerado legítimo por la mayoría de los indios (aunque la participación
electoral está disminuyendo): se mantiene por encima de la participación en las
elecciones al Congreso de los Estados Unidos. El apoyo de las élites y la
población al régimen democrático es muy amplio. Las tradiciones de gobierno
parlamentario, adoptadas de las británicas, siguen intactas.
Unas élites políticas, religiosas y culturales unánimemente
comprometidas en una democracia consociativa con reparto del poder. Los
creadores de la India moderna (Mahatma
Gandhi, Jawaharhal Nehru y sus
sucesores inmediatos) estaban unánimemente comprometidos con la democracia,
como también lo estaba la mayor parte de las élites que encabezaban los principales
grupos etnolíngüísticos y religiosos del país. La Democracia Consociativa (que acentúa la importancia del reparto del
poder entre las élites que representan a los principales grupos en conflicto)
permite explicar por qué la democracia ha persistido en la India. El reparto
del poder entre las élites y la autonomía cultural de los diversos grupos
lingüísticos fueron evidentes al menos hasta finales de los años 60. Aún cuando
posteriormente, se rompieron los acuerdos de distribución de poder, las élites
indias se ocuparon de conservar un nivel suficiente de reparto de poder entre
los diversos grupos del país para que las democracia no muriera. Estos
esfuerzos consociativos de reparto de poder constituían los elementos que mejor
explicaban el éxito de la democracia india. Parece que los arreglos
consociativos han disminuido en los últimos años. No obstante, las élites y los
grupos sociales no parecen dispuestos a optar por un sistema no democrático.
Una sociedad heterogénea en un Estado unitario con una identidad
nacional compartida. La India está lejos de ser una sociedad homogénea.
El descontento de los diversos grupos religiosos y etnolingüísticos (con 18
lenguas oficiales) generó importantes dosis de inestabilidad. Pero la mayoría
de los indios sigue concibiendo la India como un único Estado que comparte la
identidad nacional y es capaz de aglutinar las numerosas divisiones del país.
Coexiste un sentimiento muy difundido de identidad nacional con una heterogeneidad
social extraordinaria, luchas religiosas y tendencias separatistas. La mayoría
considera que la democracia como la forma más eficaz de mantener intacta la
unidad nacional.
Estatus económico ambiguo: una economía que produce una considerable riqueza
agregada, pero no la suficiente para mejorar el nivel de vida de su población. Una de las principales excepciones a la correlación entre
pobreza y dictadura es la India. Su renta per cápita era de 480$ en
2002. Es uno de los países más pobres del mundo. Entre 1999 y 2000, el 80% de
la inmensa población del país (más de 1.000 millones de personas) vivía con
menos de 2$/día y el 35% subsistía con menos de 1$/día. Al mismo tiempo, el PIB
de 3,5 B$ coloca a la India entre los 5 países económicamente más potentes del
mundo. Su PIB aumentó un 5,9% de promedio anual entre 1978 y 1996. Pocos años
se ha quedado la tasa de crecimiento por debajo del 5%, superando el 8% entre
2003 y 2006. Estas tasas resultan impresionantes. En la última década, el
impulso reformador de los sucesivos gobiernos ha tenido como consecuencia un
importante despegue económico de la India entre las grandes potencias
emergentes del siglo XXI (junto a China y Brasil). Ciudades como Bangalore se
han convertido en las nuevas mecas de la informática mundial. El estatus
económico de la India es ambiguo: su economía produce una riqueza agregada considerable,
pero no la suficiente como para elevar los niveles de vida de su población.
Ni el persistente intervencionismo estatal, ni el incipiente desarrollo
del sector privado parecen afectar negativamente a la democracia. Los
esfuerzos por promover la empresa privada aumentaron en la India en los años
90. Estas tendencias iban en contra de los elevados niveles de intervención
gubernamental característicos de la economía mixta india desde la época de Nehru. El desarrollo del sector privado
ha sido bastante fuerte, aunque el Estado conserva una fuerte presencia
económica: el gasto público aumentó (como % del PIB) del 10,8% en 1980 al 17,2%
en 2002, de forma que el gobierno incurrió en sucesivos déficits, llegando al
6% del PIB en 2007.
La inmensa mayoría de la numerosa clase media apoya la democracia, a
pesar de sus críticas hacia el funcionamiento de sus instituciones. Según
PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo), el 20% de la
población de la India posee en torno al 40% de la riqueza, lo que configura una
clase media muy numerosa (de más de 400 millones de personas). La inmensa
mayoría parece apoyar la democracia por encima de cualquier forma de gobierno,
aunque ponga en cuestión el modo en que funcionan las instituciones y se
comportan los actores políticos en la práctica cotidiana.
A pesar del descontento social, no existe una reacción masiva contra
la democracia electoral. Al contrario, el activismo democrático es creciente en
muchos de sus Estados del sistema federal. Si la pobreza endémica fuese una
seria amenaza para la democracia, una parte importante de la sociedad india
debería movilizarse contra ella como una forma inaceptable de gobierno. Vuelven
a surgir así las paradojas del caso indio. Aunque exista un extendido
descontento social, no se ha producido una reacción masiva contra la democracia
electoral en sí. Al contrario, el activismo democrático cobra cada vez más vida
en muchos Estados del sistema federal indio. La dote es una práctica ilegal y, sin embargo, hay miles de mujeres al
año que son sacrificadas, golpeadas o inducidas al suicidio debido a las
disputas sobre la dote. El número de varones nacidos vivos sobrepasa considerablemente
al número de mujeres en varios estados. Este desequilibrio demográfico de género es consecuencia de un evidente
aborto selectivo e infanticidio selectivo. La feminización de la pobreza porque soportan unas condiciones de vida
en el mínimo de las subsistencia. Para remediar estos problemas, las mujeres
indias política y socialmente activas piden más democracia, no menos.
Entretanto, la discriminación contra los 160 millones de indios pertenecientes
a la casta de los intocables (dilats)
sigue extendiéndose. La prostitución
infantil afecta a 100 millones de niños trabajando en condiciones de
sobreexplotación. Sin embargo, más que la sublevación revolucionaria, la apatía
o la resignación marcan las actitudes políticas. Podría pensarse que la
religión hindú contribuye al conformismo, pues está basada en un rígido sistema
de castas consideradas inamovibles. Por otro lado, la simple lucha diaria por
la vida deja poco tiempo para preocuparse por las elecciones y los programas de
los partidos. El respecto a la autoridad política es enorme.
Una sociedad civil próspera comparte el escenario con una sociedad notoriamente
incivil inclinada a la violencia. Un ruidoso activismo político coexiste con la
deferencia y la resignación. Las actitudes y los comportamientos democráticos
se enfrentan en diversas subculturas étnicas, religiosas, sociales y políticas
que desprecian los valores de la tolerancia, el compromiso, la confianza y
otros pilares morales de la cultura política democrática. En los últimos años,
la sociedad civil de la India ha
hecho progresos. Los grupos que luchan por los derechos de la mujer han
proliferado y las organizaciones a favor de los derechos humanos también. Los
sindicatos están bien organizados y son muy dinámicos. Los estallidos
periódicos de violencia sectaria se concentran en unas pocas ciudades. La India
rural es básicamente tranquila, como la mayoría de las populosas áreas urbanas
del país. En varias ciudades, las asociaciones cívicas resultan bastante
eficaces para detener la violencia comunitaria antes de que se desborde.
Existen Comités de Paz Vecinales. Las
ciudades carecen de estas redes y suelen existir brotes de violencia más
duraderos y devastadores. Las experiencias asociativas de este país son muy
variadas: mientras algunas organizaciones parecen existir principalmente para
exacerbar el conflicto social y político, otras intentan reducirlo de acuerdo
con un espíritu democrático.
Coexistencia entre población analfabeta y población con formación superior,
con una libertad de prensa garantizada. La India presenta contradicciones
con respecto a esta hipótesis. Existen millones de licenciados y titulados en
formación profesional, si bien 1/3 de la población masculina mayor de 15 años
es analfabeta. Esta tasa alcanza el 60% en el caso de las mujeres. La libertad
de prensa está garantizada. No existe la censura. El Gobierno de la República
mantiene el monopolio de la televisión nacional, pero permite que las
televisiones extranjeras emitan en el territorio.
El entorno exterior es una fuente de influencia negativa (Pakistán y
China) y positiva (la mayoría) para su orden democrático. En general,
mantiene con muchos países unas relaciones exteriores de buen entendimiento.
Pero su complicada relación con Pakistán
afecta a los vínculos entre hindúes y musulmanes en la India. El estatus de la
India como potencia nuclear le ha creado problemas con los países que se oponen
a la carrera nuclear y que le presionan para que desista de un militarismo potencialmente
peligroso. Por otra parte, la India también tiene una vieja frontera
conflictiva con China. Con todo, el
conflicto con Pakistán es el que más negativamente afecta a la democracia
india. Por ejemplo, en la región de Cachemira se registran altos niveles de
violencia política, terrorismo y represión.
[1] Variable Independiente.
[2] Variable Dependiente.
[3] Países en Vías de Democratización.
[4] La libertad de expresión no debe
amparar la negación del holocausto, la incitación al odio étnico, la propagación
del fundamentalismo religioso de carácter violento o la justificación del
terrorismo.
[5] Ciudadanos organizados en
asociaciones creadas por ellos mismos e independientes del Estado, albergando o
no propósitos políticos, a las que se incorporan por decisión propia sin la
intervención de las autoridades públicas: sindicatos, patronales,
organizaciones religiosas, étnicas, de defensa de intereses particulares como
el derecho a la vida o al aborto, la protección del medio ambiente o el apoyo a
colectivos específicos, organizaciones caritativas, clubes sociales o las peñas
deportivas.
[6] Grado en que los votantes se identifican
con un partido concreto.
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