Ecuación Eco-Lógica para una Nueva
Política
Personas, Organizaciones y Tecnología: los 3 Vectores de
Cambio Político
Agregando el
63,1% de las respuestas del barómetro del CIS del pasado mes de junio, «el
fraude y la corrupción» y «los Políticos en general, los Partidos Políticos y
la Política» son el segundo y tercer problema percibidos por los españoles. En
un cuerpo social con una tasa de desempleo del 26%, sólo «el paro» [80,3%] resulta
más problemático que la Política. En este escenario, no puede sorprender que,
cuatro meses antes, se registrase el mínimo histórico [23,8] del Indicador de Confianza del Sistema Político, el cual supone
un decremento del 60% respecto al valor máximo histórico registrado desde 1996
[58,5 en marzo de 2004]. Esta realidad social, convive con una partitocracia en la que, como
deformación sistémica de nuestro sistema parlamentario, las oligarquías
partidistas han absorbido la soberanía efectiva en un contexto de hegemonía
bipartidista y asimétrica que coarta las posibilidades
de expresión real de la voluntad ciudadana más allá de Génova o Ferraz. Mediatizada
por la voz corporativa de
intermediarios sociales, la voz ciudadana no se siente representada y lo expresa con abstención
electoral y una reducida participación social y política. Si presidiendo uno de
los Consejos de Ministros de nuestra Primera República, Estanislao Figueras
proclamó «¡Estoy hasta los cojones de todos nosotros!», 140 años después es la
sociedad española la que, refiriéndose a sus políticos, sustituye estoy por estamos y nosotros por vosotros.
Este estado
de cosas urge a construir una Nueva Política superadora de estas ineficiencias
y que coadyuve a incrementar la profundidad de esta democracia de baja intensidad mediante actuaciones generadoras de engagement público. Si la salida de la
actual crisis económica generada por la burbuja
inmobiliaria exige un tránsito hacia un nuevo modelo productivo orientado
hacia la Economía del Conocimiento como nuevo paradigma de generación de valor
y riqueza, la salida de la actual crisis política e institucional exige nuevos políticos
y nuevos partidos políticos que, superando la insostenible burbuja democrática creada desde las élites extractivas, transiten hacia una Nueva Política como nuevo
paradigma de generación de verdadero valor para el bien común. Así pues, dos de
los factores que más y mejor coadyuvarían a ello son el humano y el
organizacional: el primero, desarrollando el desarrollo del Talento Político y el segundo, aplicando
los valores y procedimientos derivados de la doctrina del Open Government como filosofía de gestión lo público.
Figura 1. El Talento Político como Factor Humano para una Nueva Política. |
Talento
Político: Factor Humano y Nueva Política. Sin expresión material en acuñaciones o papel
moneda, el tálanton sirvió para medir el valor de
mercado en las transacciones comerciales en la Antigua Grecia. En sentido
figurado y según la parábola bíblica de los
talentos,
los siervos los recibían de acuerdo con su habilidad para hacer inversiones
productivas. Esencialmente pues, el Talento Político se refiere al valor que
aporta el factor humano a la praxis política en la medida que el actor político
acredita resultados excelentes, que superen las expectativas de quienes le han
concedido su confianza. Por tanto, a la inteligencia
o capacidad de entender la Política y a la aptitud
para desempeñarla, el Talento Político añade la capacidad de generar
aportaciones diferenciales de valor, especialmente en la incertidumbre y complejidad de los contextos de
actuación que les son propios, en los que el principio de equifinalidad adquiere carta de naturaleza. No
obstante, hace ahora cinco años, el hoy Presidente del Gobierno y Manuel
Pizarro ejemplificaron la devaluación del Talento Político como moneda de
cuenta para definir el valor en nuestro mercado político. Apadrinado por aquél,
éste fue presentado como reclamo electoral. Dos meses después, tras la derrota
electoral, fue nombrado portavoz de los populares en la Comisión Constitucional
del Congreso, un destino manifiestamente inapropiado para su perfil
competencial. «Estamos entre la quinta y la sexta fila viendo la corrida.
Balconcillo. Ahí estamos», declararía antes de renunciar a su
acta de diputado y ante lo que Mariano Rajoy afirmó: «Ha hecho un esfuerzo que nunca le agradeceré lo suficiente. Pero la
política es muy dura y las leyes no
ayudan a que los competentes estén en política».
Figura 2. Arquitectura del Talento Político por Dominios (3) y Dimensiones (7) Competenciales [BeOK© Modelo de Desarrollo del Talento Político] |
Conforme al Modelo de Desarrollo del Talento Político [BeOK©] recientemente publicado, la arquitectura del Talento Político se edifica sobre los dominios del ser, del hacer y del tener. El actor político lo es en función de lo que hace, binomio que determina lo que tiene: sus resultados dependen de sus acciones y omisiones y éstas de la manera en que se observa a sí mismo y percibe su entorno. A su vez, estos tres dominios se estructuran en siete dimensiones competenciales organizadas de forma piramidal, siendo las precedentes condiciones necesarias de las posteriores. En relación a lo que aquí nos ocupa, interesa la dimensión del Saber Estar, es decir, la competencia del actor político para construir un Yo Político Ecológico en su partido político y con sus integrantes, es decir, adecuarse con plasticidad al dónde y al con quién hace política. De no lograrlo, hará buenas las palabras de Churchill a un inexperto tory: «Esos de enfrente son laboristas, sus adversarios. Sus enemigos los tiene detrás y son los nuestros». Siendo una cualidad convertible en valor organizacional, el desarrollo del Talento Político individual de cada actor político depende de
Figura 3. El Open Government como Factor Organizacional para una Nueva Política |
Open Government: Factor Organizacional y habitus PARA UNA Nueva Política. Exponente del movimiento Arts and Crafts, Elbert Hubbard, basándose en la idea schopenhaueriana de que cualquier talento es invisible para quien carece de él, ensayó que existe algo más escaso que el talento y es el talento para reconocer el ajeno. Albaceas de un caudal hereditario autárquico, inflexible y basado en la opacidad del control de la información no compartida, los partidos políticos deben acometer su reconversión en espacios abiertos, dinámicos y permeables. Y ello sólo será posible desde un doble proceso de cambio sincrónico: (a) Desde dentro y de abajo-arriba, mediante el Talento Político Individual de quienes conforman su base [militantes y afiliados]; y (b) Desde fuera, mediante el Talento Cívico de quienes los dimensionan como materia política otorgándoles volumen electoral y masa institucional [votantes y simpatizantes]. Sólo el esfuerzo sinérgico de unos y otros creará el habitus organizacional necesario para captar, retener y desarrollar el verdadero Talento Político individual y corporativo para crear una Nueva Política. Y es aquí donde el oGov, como nueva filosofía basada en la revisión doctrinal de valores y/o procedimientos, aparece como necesaria alternativa para alumbrar la gestión de este complejo proceso de cambio, por cuanto constituye un nuevo modo de ser, creer, estar y valorar la realidad política y determina los esquemas de percepción, afección, pensamiento y acción de que dispondrán los actores políticos.
Pero como
cualquier cambio de paradigma, éste tampoco será rápido ni fácil. Por una
parte, para los de dentro, unas primarias cocinadas ad hoc en beneficio de una única
candidatura son la mejor arma de destrucción masiva de Talento Político
Corporativo. Refiriéndose a su candidatura, Rodríguez Salas, lo
expresaba así: «Ha
sido resultado de un talento y una inteligencia colectiva que se ha abierto
paso a través de las redes sociales, pero que ha sido ninguneado por el partido
basándose en unas normas viejas y chirriantes». Por otra
parte, para los de fuera, votar cada cuatro años ha dejado de ser suficiente: necesitan y exigen una
conversación constante con sus representantes para que, escuchando, no sólo
oyendo, sus demandas, se tomen decisiones basadas en sus preferencias, se canalice su colaboración y se comunique abiertamente
lo decidido. En consecuencia, para unos y otros, los de dentro y los de fuera,
los partidos políticos deben establecer un sistema interno de funcionamiento
basado en el establecimiento de mecanismos para la transparencia y espacios
permanentes de colaboración y participación. Hoy, al mirar por el retrovisor,
vemos una democracia representativa
disruptiva con la mejor ruta seleccionada por el navegador de la regeneración
democrática: una democracia
conversacional que, copilotada por las TIC, ha tomado como destino la
codecisión. Un destino localizable en las coordenadas de cuatro vectores de
cambio: (a) Cultural transitando del administrado
satélite al ciudadano como epicentro de la praxis política; (b) Procedimental transitando de la 5/85,
2/11 y 6/02 a la reingeniería de procesos de representación política y
electoral orientada a la resurrección de la legimitidad y representatividad; (c)
Organizativo transitando de la
jerarquía a la redarquía; y (d) Relacional
transitando del monólogo al diálogo. Hoy estos cambios son factibles:
el avance tecnológico propiciado por
internet y la viralidad exponencial de la Web Social lo han hecho posible.
Figura 4. Los Social Media como Factor Viral de Interactividad 2.0 para una Nueva Política |
Social Media: EXPONENTE Viral PARA UNA Nueva Política. Internet ha cambiado la forma en la que la
ciudadanía, ahora conectada, quiere y
necesita relacionarse con sus partidos políticos y sus representantes: una
interacción directa y horizontal. Una sociedad civil colectiva, reactiva, consumidora de lo público y gregaria de unos partidos políticos que diluyen su participación
está mutando en una sociedad civil individual,
proactiva y prosumidora. Ahora, los de
dentro y los de fuera, desde abajo, pueden tomar el poder 2.0,
organizarse, construir arquitecturas sociales tejiendo redes sociales para participar
sin voluntad de permanencia. Entre tanto y mediante las 3Cs de la
interactividad socionómica, los de arriba
tienen, además del deber, la oportunidad de ser transparentes estableciendo
canales abiertos de información, colaboración, participación y servicio. Para
lograrlo se deberá anteponer el resultado al procedimiento, propiciar la
deliberación que demanda nuestra Era de
la Escucha y proporcionar liderazgos compartidos que, escuchando a una sociedad
colaborativa y mediando institucionalmente,
gestionen grupos y propuestas, aunque no siempre dispongan de las mejores respuestas.
De este modo, la suma de Talentos Políticos individuales incrementará la
reputación corporativa de los partidos políticos, hoy, uno de
sus principales costes intangibles. Así pues, si quiere ser, la Nueva Política
deberá ser: (a) Transparente haciendo efectivo el principio de accountability; (b) Colaborativa haciendo efectivo el principio de coworking mediante nuevos modelos de
trabajo cooperativo; y (c) Participativa
haciendo efectivo el principio de engagement
público mediante la apertura de las agendas y los itinerarios decisionales
a una Inteligencia Colectiva distribuida, simbiótica y valorizada en tiempo
real que enriquezca activamente la deliberación.
En definitiva, sólo con nuevos políticos con verdadero potencial de desarrollar su talento individual para transformarlo en valor corporativo, nuevos partidos políticos reeducados en la filosofía del oGov y un sharismo web cívico como caudal continuo de conocimiento social, será posible que la ciudadanía recupere la debida confianza en la Política como verdadero quehacer ordenado al bien común. Una Nueva Política es posible, de todos depende hacerla realidad.