La GLOBALIZACIÓN

Apuntes para PRUEBA PRESENCIAL Fundamentos de Ciencia Política I
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED)



1. EL ESTUDIO DE LA GLOBALIZACIÓN. Es el momento de abordar el tema de la globalización desde sus aspectos descriptivos (o empíricos) y prescriptivos (o normativos), lo cual genera un debate mediante la contrastación de argumentos basados en datos y observaciones. El término globalización se ha extendido en toda la sociedad actual. La carga ideológica que ha adquirido el concepto, hace difícil encauzar los debates hacia el ámbito académico. El debate acerca de la globalización está relacionado con cuestiones centrales para la Ciencia Política: el presente y futuro de la democracia, el papel del Estado y las políticas públicas, la viabilidad del Estado del bienestar, y la gobernabilidad y sostenibilidad del orden internacional. Se ofrecerá una visión de hasta qué punto la Ciencia Política proporciona herramientas que permiten llegar a una comprensión razonada e independiente de un fenómeno tan complejo como el de la globalización.

1.1. Las Dos caras de la Globalización. Se observa la ambigüedad en dos vertientes: la imprecisión del concepto y el sesgo ideológico que éste ha adquirido. Veamos estas dos ideas con más detalle.

Anthony Giddens
Para los entusiastas de la globalización como A.Giddens (1997) o J.Bhagwati (2005), la ésta representa el triunfo definitivo de la lógica de la libertad de mercado, las sociedades abiertas y la extensión de la modernidad por el mundo. La India ha duplicado su PIB y China lo ha cuadriplicado. M.Wolf afirma que nunca antes una proporción tan grande de la población mundial había disfrutado de unos incrementos tan grandes en sus estándares de vida.

Por el contrario, para los críticos como S.Amin (2001) y S.Strange (1998), los niveles de pobreza, explotación, conflicto, deterioro medioambiental y desigualdad nos ofrecen la prueba del fracaso de la lógica de mercado y la necesidad de buscar concepciones alternativas del orden social a escala global. ATTAC (1998), organización líder del movimiento antiglobalización, afirma en su manifiesto fundacional que la mundialización financiera agrava la inseguridad económica y las desigualdades sociales. Menoscaba y sustituye las opiniones de los pueblos y de las instituciones democráticas de los Estados soberanos encargados de defender el interés general por lógicas especulativas que solo expresan los intereses de las empresas transnacionales y de los mercados financieros.

1.2. Definiendo la Globalización. La imprecisión del concepto es notable. Nada escapa del proceso de globalización: las economías, los sistemas políticos, la justicia, las sociedades, las culturas o las identidades. En los medios de comunicación, la globalización se asocia tanto a los flujos del capital, como al cambio climático. Lo mismo se emplea con relación al SIDA que para referirse a la amenaza del terrorismo.

No obstante, el aspecto económico suele ser el primero que nos viene a la cabeza cuando hablamos de globalización. Este aspecto económico es el que prevalece en las siguientes definiciones de globalización:

«Hecho de que, en los últimos años, las actividades económicas que han crecido más rápido son aquellas que han tenido lugar entre y no dentro de los países» (Banco Mundial, 2002).

«Tendencia a una mayor integración e interdependencia entre los países y las regiones del planeta» (Comisión Europea, 2002).

Si nos ceñimos a los aspectos económicos de la globalización, hay que diferenciar entre el enfoque comercial o el enfoque financiero:

ENFOQUE COMERCIAL. El comercio es una actividad sumamente regulada por las instituciones internacionales (p.e. por la Organización Mundial del Comercio), las cuales son eficaces a la hora de ayudar a los Estados a graduar y repartir los costes de la liberación comercial.

ENFOQUE FINANCIERO. Los flujos de capital especulativo carecen de regulación global y son inestables, motivo por el que plantean problemas. Tenemos el ejemplo de la crisis generada en 2008-2009 por la quiebra de los bancos de inversión estadounidenses más prestigiosos como consecuencia de los niveles de riesgo asumidos con las hipotecas basura y la falta de trasparencia y regulación internacional. Se ha puesto de manifiesto la necesidad de adoptar una regulación de los mercados financieros.

inversión extranjera directa (IDE). A medio camino entre estos dos enfoques, la IDE ofrece oportunidades de desarrollo a muchos países, pero su regulación plantea notables problemas. Por tanto ni siquiera adoptando una definición ceñida a los aspectos económicos, sería fácil establecer un criterio definitorio único.

Ante los partidarios de dar carácter económico a la globalización, están quienes sostienen que representa una nueva cultura, un modo de interacción social y un modo de conocimiento y comunicación global. Por tanto, estamos en un nuevo tipo de economía (ECONOMÍA DE LA INFORMACIÓN) y un nuevo tipo de sociedad (SOCIEDAD-RED).

Manuel Castells
«Un salto definitivo desde un modelo de organización político y social vertical basado en la autoridad y la jerarquía, hacia un modelo de organización horizontal sin jerarquías en el que prevalece la autonomía de los actores y se impone el principio de multinodalidad (lo cual, implica la ausencia de un único centro)» (M.Castells, 1999).

«La globalización desborda lo puramente económico por cuanto se refiere al conjunto de procesos interrelacionados que operan en dominios primarios del poder social, incluyendo la esfera militar, política y cultural. No existe un patrón temporal, sectorial o geográfico bajo el cual ordenar los ritmos, lugares o contenidos del proceso» (D.Held & A.McGrew, 2000).

1.3. La Globalización como Ideología. Para los que identifican este concepto como una ideología (y no como un fenómeno empírico contrastable), la globalización no es el resultado de un proceso estrictamente económico de integración gradual de los mercados a escala mundial, sino que es el resultado de una serie de decisiones del sector de la elite política y económica mundial que ha adoptado el programa ideológico del neoliberalismo.

Ulrich Beck
«GLOBALIZACIÓN: El proceso por el cual los Estados nacionales son debilitados por fuerzas y actores transnacionales» (U.Beck, 2000).

«GLOBALISMO: Ideología que pretende la suplantación de la política por el mercado» (U.Beck, 2000).

Concebida como ideología, la globalización no es la consecuencia de la dinámica económica mundial, sino la causa de que dicha dinámica esté adquiriendo esta forma y no otra forma. Así pues, es la ideología neoliberal la que ha causado el auge del capitalismo financiero y no la dinámica del capitalismo financiero la que ha traído la globalización.

«Un ataque al orden social desde tres frentes: (a) El económico, con la imposición de la lógica de mercado; (b) El de la información, con la uniformidad de mensajes y supresión de crítica; y (c) El militar, que supone el fin de la era de los derechos humanos y la extensión de la hegemonía norteamericana a todo el planeta» (I.Ramonet, 2002). Para este autor, el eje del mal no lo constituye irán, Irak y Corea del Norte, sino el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC): un aborrecible triunvirato que está causando estragos masivos.

«La globalización es un proceso de uniformización a escala planetaria de las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales y de sus patrones de relación e intercambio» (J.Gray, 2000). Según el análisis de este autor, el neoliberalismo se impuso en los años 80 en los Estados Unidos de Reagan y en el Reino Unido de Thatcher, tras desmantelar los Estados del bienestar europeos y sus programas de redistribución de la renta y promoción de la igualdad de oportunidades. En los años 90, este modelo intentó imponerse a escala global bajo el pretexto de que era el único que podía garantizar el crecimiento económico. No obstante, el capitalismo es menos unívoco de lo que se piensa. Como prueba tenemos los países nórdicos o el modelo de desarrollo asiático, los cuales demuestran que existen muchas combinaciones de equidad y gasto social compatibles con una economía competitiva. Es cierto que el modelo anglosajón genera algo más de crecimiento, pero también genera más desigualdad [1].

1.4. A Favor y en Contra de la Globalización. Esta lucha entre los liberales y sus críticos, se ilustra en los siguientes 2 bloques:

El establishment y las clases dirigentes de los países desarrollados y de los PVD [2]. Para los neoliberales, la globalización es positiva ya que ha traído la época de paz y prosperidad más extensa e intensa de la historia. En la última década, entre 300 y 500 millones de personas han salido de la pobreza gracias a la dinámica de integración de la economía mundial. La globalización ha permitido la economía mundial crecer en los últimos 50 años el 4,1%.

El libre comercio es un juego de suma positiva (no de suma cero) porque permite una asignación más eficiente de los recursos, mejora la productividad y expande la frontera de posibilidades de producción y consumo. Cuanto más interdependiente sea una economía, mayor competitividad y riqueza podrá alcanzar. El modelo es el correcto: apertura comercial y liberalización de flujos financieros, eso sí, con una mayor regulación y una mejor coordinación entre las autoridades financieras.

Globalizadores y antiglobalizadores coinciden en que la globalización aumenta el poder relativo del mercado con respecto al Estado. Según los partidarios, las exigencias de flexibilidad y competitividad que demanda la globalización son incompatibles con Estados grandes y elevados niveles de gasto público. La competencia fiscal entre países para atraer inversiones es una ventaja porque obliga a los Estados a operar más eficaz y eficientemente con menos impuestos y más trasparencia, lo cual beneficia a los ciudadanos. Por tanto, la globalización no sólo debilita al Estado (lo que es bueno para las libertades individuales), sino que favorece la democracia y la paz a escala global. El nivel de libertad de comunicaciones y trasparencia que requiere la globalización es incompatible con los regímenes dictatoriales. Un significado globalizador como G.de la Dehesa (2001) ha afirmado que un mundo con Estados mínimos y sumamente interdependientes será más democrático, pacífico y próspero.

De acuerdo con esta visión, los problemas económicos mundiales se derivan de la insuficiente integración de los mercados financieros, comerciales y de servicios mundiales y no del exceso de integración (o globalización). La pobreza existente en el Sur responde a las prácticas proteccionistas y al exceso de regulaciones y otras barreras comerciales. Según M.Moore (2000), si el Norte abriera las fronteras de los países ricos a los productos del Sur, 320 millones de personas saldrían de la pobreza en la siguiente década. Por tanto, la globalización no sería la causa del subdesarrollo, sino una posible solución. Gracias a la liberalización comercial impulsada por el GATT (Acuerdo General de Aranceles y Comercio, precedente de la OMC) desde 1948, el volumen de comercio se ha multiplicado por 15 y el producto mundial por 7. En la segunda mitad del siglo XX, el PIB de los países menos desarrollados se ha multiplicado por 3, la esperanza de vida ha aumentado en 20 años y la tasa de alfabetización se ha incrementado en 30 puntos. La rebelión contra la globalización refleja la resistencia de los privilegiados del Norte a aceptar que sus economías tienen que ser más flexibles y abiertas para que el Sur se desarrolle. El problema no reside en la globalización, sino en la resistencia a ella: los únicos países que han salido de la pobreza son los que han insertado políticas en la economía mundial, como China y los tigres asiáticos.

Grupos y movimientos sociales de inspiración izquierdista (marxista, sindicalista, pacifista, ecologista, feminista, anarquista, localista o indigenista).

La globalización representa un nuevo modelo de imperialismo occidental, una (nueva) fase superior del capitalismo en cuanto a la extensión de los mercados en al que subyace un modelo de colonialismo más sofisticado que implica una nueva vuelta de tuerca de la dependencia Norte-Sur: el Norte utiliza su control de los medios financieros globales para controlar los recursos naturales del Sur, sin necesidad de hacerse cargo directamente del desarrollo de estos países, compromiso que sí existía implícitamente en el colonialismo del siglo XX.

Samir Amin
S. Amin (2001) afirma que el programa de las fuerzas dominantes consiste en destruir las conquistas de las clases trabajadoras, desmantelar los sistemas de seguridad social y protección al empleo, reinstaurar los salarios de pobreza, devolver a los países periféricos a su estatuto de proveedores de materias primas, reducir a subcontratistas a los países emergentes y acelerar el expolio de los recursos naturales. La globalización es la excusa de las clases dirigentes para romper el pacto por el empleo estable y la igualdad de oportunidades en el que se ha basado el poder de los partidos socialdemócratas en Europa occidental. Sin margen de autonomía para la política monetaria (trasladada de iure al FMI y al BM y de facto a los brokers de los mercados de capitales mundiales), la opción socialdemócrata sólo puede adaptarse a un programa neoliberal (Tercera Vía) o desaparecer.

Ignacio Ramonet
I.Ramonet (2001) afirma que la globalización unifica las políticas económicas y generaliza las mismas fórmulas: despidos masivos, empleos basura, depredación ecológica, liquidación del Estado del bienestar, reducción del gasto público, despido de funcionarios, aumento de la deuda externa y marginalización de las minorías.

Las desigualdades han aumentado sostenidamente dentro y entre los países. Se ha producido una economía mundial dual: en el Norte, mientras los salarios de los directivos se ha multiplicado por 50, el poder adquisitivo de los trabajadores sólo se ha duplicado, en tanto que el salario por el trabajo no cualificado no ha crecido. Se ha duplicado la distancia de renta entre las 20 economías más ricas y más pobres. El resultado de este modelo, caracterizado por el predominio de las fuerzas de mercado y la ausencia de un gobierno económico mundial, se resumen en las cifras de la ONU: el 85% de la renta mundial está en manos del 20% de la población, mientras que 2.500 millones de personas viven con menos de 2$/día. Desde esta perspectiva, las crisis financieras, las catástrofes ecológicas y la extensión de conflictos bélicos probarían que, a menos que se instaurara un sistema institucional multilateral que gobernara la globalización de forma eficaz, ésta es insostenible; por tanto, perseverar en ella en las actuales condiciones sería un suicidio colectivo.

A continuación nos centraremos en los 4 principales debates acerca de la globalización:

(#1) Si la globalización es un fenómeno nuevo o viejo.

(#2) Debilitamiento del Estado como centro de las decisiones y marco de referencia para la actividad política.

(#3) Relación entre democracia y globalización.

(#4) Relación entre globalización, pobreza y desigualdad.

2. LA GLOBALIZACIÓN: ¿FENÓMENO NUEVO O VIEJO? Si por globalización entendemos interdependencia entre lo nacional y lo internacional, la globalización no es en absoluto un fenómeno nuevo. La interdependencia representa lo viejo de la globalización. Lo nuevo que aporta la globalización es la intensificación de la interdependencia en algunas dimensiones clave (especialmente en los flujos económicos, aunque también en cuestiones medioambientales).

Los historiadores económicos acotan 3 grandes olas de globalización:


PRIMERA OLA: DUPLICACIÓN DEL COMERCIO EXTERIOR (1870-1914). Durante este periodo, los flujos migratorios de Europa a América y de China al Sudeste Asiático involucraron al 10% de la población mundial. Al mismo tiempo, se triplicaron los flujos del capital. La interpenetración de la economía mundial fue tan intensa que en el año 1900 los niveles de comercio e inversión representaban un porcentaje mayor del PIB mundial que en 2000.

SEGUNDA OLA: BRECHA ENTRE LOS PAISES DESARROLLADOS Y LOS PVD (1945-1980). La Primera Guerra Mundial y la crisis de 1929 supusieron un retroceso en la integración económica mundial. El valor de las exportaciones en relación al PIB mundial se equipararon a los correspondientes a 1870. Entre 1945 y 1980, las cifras de los intercambios económicos han reflejado una segunda y sostenida ola globalizadora circunscrita a los países más desarrollados. Esta evolución se tradujo en la apertura de una amplia brecha entre países desarrollados y países en vías de desarrollo.

TERCERA OLA: INCORPORACION DE LOS PVD (1980-1998). La tercera ola se ha caracterizado por la incorporación a la economía mundial de un grupo de PVD, sobre todo en Asia y (en parte) América Latina. En menos de 20 años, 24 países (con una población de 3.000 millones de habitantes) han conseguido trasladar el grueso de su producción y sus exportaciones desde las materias primas a los productos manufacturados. Si en 1980 sólo el 25% de sus exportaciones se referían a productos manufacturados, en 1998 esta cifra era del 80%. Posiblemente, con la crisis financiera de 2008-2009 se haya tocado techo, de tal forma que algunos autores hablan de desglobalización.

Estas tres olas reflejan la diferencia entre internacionalización y globalización:

INTERNACIONALIZACIÓN: «Creciente dispersión geográfica de las actividades económicas» (H.Weck-Hannemann, 2001).

GLOBALIZACIÓN: «Forma avanzada de internacionalización originada en la movilidad de los factores de producción y que implica la integración funcional de las actividades económicas en un mercado global» (H.Weck-Hannemann, 2001).

Mientras la idea de internacionalización se refiere a la interdependencia entre países, la globalización está relacionada con la integración de la actividad económica a escala planetaria [3], en lo referido al comercio mundial [4] y la internacionalización del capital y la producción [5].

La fractura entre una economía global y una política fundamentalmente nacional es ya completa. Lo nuevo de la globalización no es la interdependencia entre lo nacional y lo internacional. De hecho, debido al comercio y a la guerra, a lo largo de toda la historia la escala de la política y la escala de la economía nunca han coincidido totalmente. Lo verdaderamente novedoso de la globalización es el hecho de que el mercado haya adquirido una escala prácticamente global, mientras que la política se estructura esencialmente por medio de las 217 unidades políticas (Estados) con soberanía reconocida. La Unión Europea, con más de 50 años de edad, no es otra cosa que un experimento acerca de la escala de la política y el gobierno, la economía y las identidades. Lo nuevo de esta última ola de globalización es que obliga a formular una TEORÍA DE LA POLÍTICA GLOBAL que reflexione sobre el mejor diseño de las instituciones necesarias para mantener los objetivos tradicionales de las políticas públicas en una escala diferente. Se trataría de instrumentar sistemas de gobernanza económica global capaces de regular los mercados y de distribuir los beneficios que genera la integración económica. La GOBERNANZA consiste en gobernar sin gobierno, es decir, adoptar y poner en práctica, en un mundo globalizado, decisiones en beneficio de los intereses colectivos, aún cuando no existan estructuras de gobiernos globales. Esta necesidad se ha puesto de manifiesto con la reciente crisis financiera de 2008-2009.

3. LA GLOBALIZACIÓN Y EL ESTADO.


3.1. La globalización, ¿fortalece o debilita al Estado en su conjunto? Entre los países más globalizados se encuentran los Estados más ricos, más iguales y con sectores públicos más grandes. El AT Kearney Globalization Index ordena los países en función de su grado de globalización atendiendo a 4 dimensiones y 12 medias:

(#1) Flujos comerciales y de servicios, así como convergencia de precios nacionales e internacionales.

(#2) Flujos financieros, desagregados en transferencias monetarias, la inversión extranjera directa y la inversión en cartera (bursátil).

(#3) Flujos de comunicación personal (p.e. turistas o llamadas telefónicas).

(#4) Flujos de conectividad electrónica (p.e. número de internautas).

Según este ranking, el país más globalizado del mundo es Singapur, seguido por Hong Kong, Holanda, Suiza e Irlanda. España ocupa la posición 29. Un gran número de las economías más avanzadas con importantes Estados del bienestar, combinan unos índices de desarrollo humano notablemente elevados con altos niveles de globalización. Los Estados del bienestar se llevan bien con la globalización. Si medimos los flujos de inversión extranjera, la globalización también se lleva bien con los estados de bienestar. Las economías de bienestar avanzadas ofrecen a los inversores condiciones atractivas: paz social, Estados de derecho eficaces, ciudadanos con elevados poderes adquisitivos, fuerza laboral bien formada y un sistema de seguros sociales y sanitarios que son compatibles con altas tasas de productividad. Es plausible pensar que los principales beneficiarios de la liberalización comercial y financiera tienden a presionar a la clase política para que adopte medidas liberalizadoras. A su vez, la clase política tenderá a adoptar estas medidas siempre que piense que puede lograr que los beneficios repercutan en toda la sociedad. D.Rodrick (1998) ha demostrado una clara correlación positiva (0,44) entre el grado de apertura económica de un país y el tamaño del Estado del bienestar (medido en % de gasto social sobre el PIB). Las políticas de liberación económica y comercial elevan el riesgo económico que sufren determinados colectivos, por lo que el Estado se ve obligado a intervenir mediante programas de tipo social. K.Polanyi (1944) sostuvo que las políticas sociales han sido históricamente una consecuencia de la apertura económica. A largo plazo, las dinámicas económicas internacionales son incompatibles con el orden social y la estabilidad política. De ahí que el empeño neoliberal de liberalizar bienes como el trabajo, la tierra y el capital haya tenido como consecuencia la emergencia de Estados fuertes cuyo fin primordial ha consistido en rebajar los niveles de riesgo e incertidumbre que se dan en estas tres actividades (el trabajo asalariado, la agricultura y los intercambios de capitales). P.Katzenstein (1985) afirma que los Estados más pequeños y más ricos de Europa Occidental salieron de la crisis de los años 70 gracias a que su pequeño tamaño y alta dependencia les obligaron a reaccionar más rápidamente. Siendo el GASTO PÚBLICO un buen indicador de la capacidad del Estado de llevar a cabo estas compensaciones, puede predecirse que el ritmo de apertura o de globalización de un país puede determinarse por el tamaño del Estado. España es un buen ejemplo de cómo los indicadores de apertura comercial y financiera y el aumento del gasto social evolucionaron en paralelo durante los años 80.

3.2. La globalización, ¿fortalece o debilita la democracia? El tamaño del Estado ha aumentado notablemente en los últimos 40 años del siglo XX, periodo en el que la globalización adquirió gran impulso. De este modo, la globalización puede ser vista como un proceso endógeno (promovido internamente) y no exógeno (promovido externamente). J. Fernández-Albertos (2003) afirma que hacer endógena la globalización significa intentar desentrañar cómo y por qué cada país reacciona de manera diferente, o en tiempos diferentes, a presiones similares de la economía internacional. Aunque la liberalización de los mercados de capitales limita el margen de maniobra de los gobiernos y les obliga a adoptar políticas de regulación del mercado de capitales bastante homogéneas, la existencia de una variabilidad notable en políticas fundamentales pone de manifiesto que la presión uniformadora se limita a un ámbito muy reducido del sector financiero.

3.3. La globalización, ¿es compatible o incompatible con los derechos sociales, el gasto social y el Estado de bienestar? El crecimiento económico está supeditado a la existencia de un Estado eficaz. Garret (2000) pone de manifiesto la existencia de dos tendencias diferenciadas: (a) La mayor exposición al comercio internacional y a los flujos de capital ha obligado a los países más desarrollados a ralentizar el incremento del gasto público, mientras que en los países de renta media el gasto público se ha estancado, cuando no ha retrocedido. La sostenibilidad de la globalización depende de la vulnerabilidad de los países: las desigualdades suponen una amenaza para el crecimiento económico y ahuyenta a los inversores extranjeros. En consecuencia, la globalización disminuye el margen de actuación de los gobiernos, pero eso no implica que dichos gobiernos deban eliminar beneficios sociales o deteriorar el medio ambiente.

Cualquier análisis de las respuestas de los Estados a la globalización debe partir del hecho de que las instituciones son centrales para explicar la variabilidad entre ellas: el sistema de partidos, la concertación de salarios entre sindicatos, empresarios y gobiernos, el modelo de relaciones entre el Banco Central y el sector financiero, la participación de las cámaras de comercio en el diseño de la política comercial, etc… En consecuencia, ni las presiones económicas imponen un único modelo a los gobiernos, ni éstos responden todos igual a las mismas presiones: existe un margen de actuación para la política.

CONCLUSIÓN: Las profecías de la desaparición del Estado en el mar de la globalización no están basadas en un análisis histórico ni empírico riguroso. Según la opinión más extendida, la globalización supone una pérdida de autonomía del Estado, si bien, al menos en Europa Occidental, Estado y mercado han tendido a reforzarse mutuamente, no a debilitarse. En algunos países, los más desarrollados, la globalización ha reforzado el Estado. En otros países, generalmente de renta media, la globalización ofrece oportunidades de refuerzo, pero también de debilitamiento, por lo que la combinación de las políticas internas y los entornos internacionales resultan cruciales. Finalmente, los mercados internacionales tienden a ignorar a aquellos países en los que los Estados y sus instituciones son débiles o inexistentes.

4. LA DEMOCRACIA Y LA GLOBALIZACIÓN. ¿Por qué las democracias promueven un proceso que teóricamente socava su capacidad de actuación? A. Przeworski & C.Messeguer (2005) han llegado a varias conclusiones:

(#1) La apertura económica puede producirse voluntariamente o como parte de un compromiso condicionado a la concesión de ayuda económica y financiera por parte de las instituciones financieras internacionales.

(#2) La apertura económica limita la capacidad redistributiva de los Estados, haciendo más difícil compensar a aquellos más perjudicados.

José Fernández-Albertos
(#3) Los partidos con posibilidades de acceder al poder tienden a converger en sus programas, por lo que las opciones políticas se reducen sustancialmente. La globalización reduce las opciones electorales de los partidos socialdemócratas, ya que hace más difícil compensar a sus bases por el incremento de vulnerabilidad asociado a la apertura económica, pero también socava las bases electorales de los partidos conservadores, igualmente vulnerables a la apertura exterior. Fernández-Albertos (2006) argumenta que, al menos en la Unión Europea, los electorados han interiorizado las exigencias que supone la globalización en cuanto a apertura económica. Por ello, especialmente el electorado de izquierdas, suelen exonerar a los gobiernos de izquierdas de la responsabilidad de ajustar políticas económicas y liberalizadoras.

4.1. Relación entre Globalización y Democratización. Una vez más, los datos no son concluyentes. A pesar de haber más democracias que antes [6], no se consolidan [7]. La evidencia respecto a si la globalización y democratización se han apoyado mutuamente no es concluyente. El avance de la democratización parece estar bloqueado [8].

4.2. Calidad de los Sistemas de Gobierno. Tras la caída del muro de Berlín en 1989, parece evidente que la democracia es hoy la única forma de gobierno legítima. No obstante, que la única opción de gobierno legítimo sea la democracia no dice nada de la calidad de dicho sistema de gobierno. El problema de la democracia contemporánea es que admite demasiadas modalidades: desde democracias sin derechos humanos o «iliberales» (F.Zakaria, 1997), hasta meramente «electorales» o «delegativas» (O’Donnell, 1994).

M. Plattner (2002). Afirma que la globalización puede tener mucho que ver con la (elevada) cantidad de países democráticos, pero también con la (baja) calidad de las democracias. ¿Por qué? Porque la globalización afecta de distinta manera a los dos componentes esenciales de las democracias contemporáneas: (a) PRIMER COMPONENTE DE LAS DEMOCRACIAS: Las democracias tienen un elemento liberal basado en la limitación del poder del Estado frente a los ciudadanos y en la obligación de que el Estado esté al servicio de los fines de éstos; (b) SEGUNDO COMPONENTE DE LAS DEMOCRACIAS: Las democracias disponen de la participación de los ciudadanos en un proceso de formulación de políticas y en el control de los gobernantes.

La globalización refuerza el primer componente a costa del segundo componente: permite a los ciudadanos zafarse de sus Estados (emigrando o enviando sus ahorros a paraísos fiscales) pero a cambio de que los ciudadanos también pierdan el control sobre los Estados. Así pues, la globalización actúa en dos sentidos: (a) Anteponiendo la economía a la política; y (b) Anteponiendo las instituciones internacionales a las nacionales (como se aprecia claramente en el caso de la Unión Europea).

Robert Dahl
R. Dahl (1994). Estamos todavía lejos de asistir a un salto por el que el ámbito en el que se practique la democracia se traslade desde el Estado-nación hasta la esfera mundial. Todo sistema político, aunque no participara en la globalización, seguiría manteniendo una tensión entre el PRINCIPIO DE EFICACIA (que requiere restringir la participación) y el PRINCIPIO DE REPRESENTACIÓN (que requiere ampliarla). El equilibrio es difícil: un exceso de participación puede producir ingobernabilidad. A su vez, restringir la participación en aras de la eficacia es insostenible desde el punto de vista de la legitimidad democrática. En un mundo global, democracia significa ser capaz de transferir la autoridad a la esfera en la que ese consiga más eficacia (multilateral, supranacional, o mundial), mantenimiento a la vez tanto los niveles de representatividad como la capacidad de los ciudadanos de ejercer un control prospectivo y retrospectivo sobre los políticos. Esto requeriría democratizar los Estados, pero también las organizaciones internacionales. La Ciencia Política carece hoy de una teoría política de lo global que ayuda a formular el equilibrio entre representación y eficacia en un mundo globalizado.

5. GLOBALIZACIÓN, POBREZA Y DESIGUALDAD. También en este debate, los datos no demuestran nada de forma concluyente. Estos procesos no ocurren automática y necesariamente de una manera determinada, sino que pueden adoptar formas y ritmos diferentes en función de las circunstancias.


Tenemos 6 cuestiones a tener en cuenta:

Xavier Sala-i-Martín
(#1) DESIGUALDAD DE RENTA ENTRE LAS PERSONAS. Las 200 personas más ricas del mundo disponían en 1998 de una renta de 1 B$, la misma cantidad de la que disponía el 41% de la población mundial (casi 3.000 MH). Entre 1994 y 1998, estas 200 personas duplicaron su renta (de 440.000 M$ a 1 B$), lo que implica un aumento de ingresos de 500$/segundo. En un segundo, cada una de estas 200 personas obtuvo ingresos similares a los recibidos por un etíope medio a lo largo de todo un año. Si aplicásemos esta distribución de la renta mundial a una comunidad donde vivieran sólo 100 personas, 20 de ellas (las más ricas) acumularían el 82% de la renta, mientras que otras 20 (las más pobres) tendrían que repartirse el 1,4%. Más de 1.000 MH en el mundo viven con menos de 1$/día, a los que cabría añadir 3.000 MH que lo hacen con menos de 2$/día. Sala-i-Martín (2002) ha subrayado que gracias al crecimiento económico en China y la India, el número absoluto de pobres ha descendido entre 300 y 700 MH en los últimos 20 años. Gracias a la globalización ha aumentado la esperanza de vida global en 30 años (aunque en el África Subsahariana, a causa del SIDA, y el espacio post-sovietico, a causa de las desigualdades económicas, ha caído en los últimos 10 años).

(#2) DESIGUALDADES ENTRE PAISES RICOS Y PAISES POBRES. Hacia 1820, la distancia entre los 5 países más ricos y los más pobres era de 3 a 1. En 1992, la distancia entre Estados Unidos y Etiopía era de 72 a 1. A finales del siglo XX, el grupo de los 7 países más industrializados (G-7), representaba el 67,8% de la renta mundial, con sólo el 11,8% de la población.

(#3) DESIGUALDADES DENTRO DE LOS PAISES MÁS POBRES. De los datos empíricos no se desprende una relación sistemática entre crecimiento económico y mejoras en la igualdad. Algunos países han crecido sin redistribuir, mientras que otros han registrado crecimientos negativos y a la vez han incrementado la desigualdad. Finalmente, para una gran mayoría de países, el crecimiento económico no ha guardado relación alguna con la igualdad.

(#4) EXISTENCIA DE UN MARGEN DE ACTUACIÓN PARA LA POLÍTICA. Este aspecto es especialmente relevante por lo que se refiere a las desigualdades entre países pobres. Marruecos y Jamaica presentan rentas per cápita muy similares y, sin embargo, Marruecos tiene un índice de desarrollo humano de casi 20 puntos menos. Vietnam, con casi la mitad de renta que Marruecos, tiene un índice de desarrollo humano 10 puntos superior. Filipinas registra un índice de desarrollo humano igual al de Tailandia, a pesar de que la renta per cápita tailandesa casi duplica a la filipina.

(#5) DESIGUALDADES DENTRO DE LOS PAISES MÁS RICOS. En Estados Unidos, si en 1979 los ingresos de las familias más ricas eran 10 veces superiores a los ingresos de las familias de nivel medio, en 1997 esta diferencia era de 23. Por el contrario, durante el mismo periodo de tiempo, Canadá y Dinamarca redujeron la desigualdad ligeramente.

(#6) RELACIÓN ENTRE DESARROLLO HUMANO Y DEMOCRACIA. Aunque esta relación es generalmente positiva, cuenta con notables excepciones y variaciones. Aunque los países con índices más bajos de desarrollo humano tienden a ser no democráticos y, a su vez, las democracias tengan más probabilidades de registrar altos índices de desarrollo humano, se aprecian notables disparidades.

CONCLUSIÓN: Los datos sugieren que es más fácil reducir la pobreza cuando hay crecimiento económico (ya que es posible redistribuir los beneficios del crecimiento a través de impuestos o políticas sociales). Sin embargo, los mismo datos indican que la reducción de la pobreza es un resultado inducido por los poderes públicos a través de POLÍTICAS PÚBLICAS, no un resultado automático del crecimiento (de hecho, a corto plazo, los beneficios de una apertura económica suelen concentrarse en una minoría).  Analicemos esto desde 3 puntos de vista diferentes:

DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA CREACIÓN DE RIQUEZA. La evidencia empírica apunta a que el proceso de globalización genera un incremento neto de la riqueza global, lo que no arroja información alguna sobre su redistribución. Tanto la interdependencia económica como la movilidad de los principales factores productivos crean una situación en la que las mejoras de eficiencia, productividad y tecnología generan incrementos netos de riqueza a escala global. Sin embargo, la eficiencia económica no dice nada sobre la redistribución de los recursos, ni ofrece reflexiones sobre la equidad organizativa. Tampoco incluye medidas sobre el agotamiento de recursos no renovables (petróleo, gas natural o carbón mineral), del deterioro medioambiental o de la sostenibilidad política, social y demográfica. Los PMA [9] siguen siendo igual de pobres que hace 20 años, los ricos son mucho más ricos que hace 20 años y los PVD [10] registran experiencias desiguales: unos han conseguido generar riqueza y redistribuirla, otros sólo generar riqueza pero no redistribuirla y otros ninguna de las dos cosas.

John Rawls
DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA EFICIENCIA. El hecho de que los incrementos de riqueza de los más ricos sean notablemente superiores a las pérdidas de los más pobres significa que ha habido creación de riqueza neta. No obstante, este argumento de la eficiencia económica debe complementarse con dos argumentos referidos a la Lógica de la Intervención Estatal por los cuales se justifica esta intervención: (a) Lógica de la Eficiencia (que tiene como objetivo lograr una mejor asignación de recursos); y (b) Lógica de la Equidad (que tiene como objetivo redistribuir mejor los recursos existentes). De acuerdo con J.Rawls (2002), libertad e igualdad de oportunidades están intrínsecamente unidas, de tal manera que las políticas públicas pueden ser juzgadas de acuerdo con el Principio de la Diferencia, es decir, que estén o no orientadas a la mejora de aquellos peor situados con respecto a una lista de bienes esenciales para el ejercicio de la libertad (Bienes Primarios [11]). Aunque muchas situaciones son eficientes desde el punto de vista económico (ya que se han producido más bienes), es posible que, al mismo tiempo, conlleven un incremento de las desigualdades. A largo plazo, existe el riesgo de que una concentración excesiva de riqueza en manos de unos pocos afecte negativamente a las libertades y derechos de los demás. De este modo, la Conclusión Normativa de Rawls es la siguiente: «Un sistema de libre mercado debe establecerse en un marco de instituciones políticas y legales que ajuste la tendencia a largo plazo de las fuerzas económicas a fin de prevenir las concentraciones excesivas de propiedad y riqueza, especialmente de aquellas que conducen a la dominación política».

DESDE EL PUNTO DE VISTA GLOBAL. Las políticas promovidas por los Estados más desarrollados han conseguido un mayor grado de eficiencia económica. Ahora bien, las ideas en las que se basan los 8 Objetivos de Desarrollo del Milenio de la ONU reflejan un planteamiento no sólo acerca de cómo maximizar el crecimiento económico, sino también de cómo conseguir una distribución más justa a escala global de los bienes primarios.

6. EL VALOR DE LA INVESTIGACIÓN EMPÍRICA EN EL ESTUDIO DE LA GLOBALIZACIÓN. La apuesta por investigar empíricamente la globalización no lleva consigo la renuncia al estudio de sus aspectos ideológicos. También la ideología es susceptible de un análisis empírico. Definir globalización como ideología tiene la ventaja de facilitar el entendimiento de la rivalidad entre globalizadores y antiglobalizadores. El inconveniente es que el debate empírico se convierte en algo ostensiblemente más complejo: ya no se trata de averiguar si refuerza o debilita al Estado-nación y al bienestar, sino de mostrar como el Estado y las políticas económicas se han convertido en campos de batalla de la lucha ideológica entre liberales y sus críticos. El trabajo del politólogo no consiste en averiguar quién tiene razón, sino en examinar cómo y sobre qué datos llegan globofóbicos y globofílicos a sus conclusiones, es decir, qué tienen que ofrecer a la Ciencia Política para entender mejor el fenómeno. Como politólogos, antes de preguntarnos si algo está bien o mal (la perspectiva ideológica sobre la globalización), debemos plantearnos qué ocurre, por qué ocurre, cómo ocurre y si podría ocurrir de otra manera. Las diferencias entre globalizadores y antiglobalizadores obedecen, en buena medida, a que ambos se centran en aspectos diferentes del mismo proceso: para los primeros, la globalización genera crecimiento económico y, por tanto, es eficiente desde el punto de vista económico. Para los segundos, el proceso no mejora a los que están peor, por lo que es ineficaz desde el punto de vista de la equidad.



[1] Según datos del año 2000 del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), durante los años 90 y coincidiendo con una época de crecimiento económico, las desigualdades aumentaron en Estados Unidos y Reino Unido, pero no en Asia y Europa, a pesar de la crisis económica.

[2] Países en Vías de Desarrollo.

[3] La integración de la economía mundial está siendo un proceso gradual y sostenido, si bien ha registrado una aceleración importante en las últimas décadas. Según el BM, entre 1990 y 1999, el volumen de las inversiones directas a nivel mundial se multiplicó por 4. En cuanto al comercio, entre 1990 y 1999, en la Unión Europea las exportaciones pasaron de representar el 38% al 53% del PIB y la inversión exterior del 2,4% al 7,8%. En España, entre 1989 y 1999, el comercio exterior pasa de representar del 24% al 34% del PIB y la inversión del 2,1% al 6,4%.

[4] Según la Comisión Europea, entre 1950 y 1990, la tasa de crecimiento del comercio mundial duplicó a la del PIB. Sin embargo, desde 1990 se ha producido una separación de estas dos magnitudes: el volumen de comercio, que había tardado 40 años en duplicarse, sólo ha necesitado 10 años para volver a duplicarse.

[5] Las 850.000 filiales de las 65.000 empresas multinacionales registradas en 2001 son responsables del 10% del producto bruto mundial y representan el 33% del comercio mundial de bienes. Mientras en 1990 tenían un volumen de facturación equivalente a todo el comercio mundial y contaban con 24 millones de empleados, en 2010 su facturación duplica el valor conjunto de las exportaciones mundiales de bines y cuentan con 54 millones de empleados.

[6] Desde 1980 hasta hoy, 81 países han adoptado medidas importantes orientadas a la democracia y 33 regímenes militares han sido reemplazados por gobiernos civiles. Sólo entre 1973 y 1990, el número de democracias pasó de 30 a 58. Ahora bien, el 46% de la población mundial vive en 89 países libres. Desde el punto de vista de los derechos humanos, en los últimos 10 años el número de Estados que ratificaron los 5 pactos más importantes de derechos humanos pasó de 90 a 150.

[7] De las 81 nuevas democracias sólo 47 se han consolidado, en tanto que 106 países siguen restringiendo sistemáticamente las libertades.

[8] Entre 1998 y 2008 el número de países democráticos del mundo se mantuvo sorprendentemente estable: 88 en 1998 y 89 en 2008 (Freedom House, 2009).

[9] Países Menos Adelantados.

[10] Países en Vías de Desarrollo.

[11] (a) Derechos y libertades básicas; (b) Libertad de movimiento y de empleo; (c) Poderes y prerrogativas para los cargos de autoridad; y (d) Ingresos y riqueza que suele necesitarse para lograr algunos fines.

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