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PRINSENGRACHT, 263 Y LA SOLUCIÓN FINAL DE LA CUESTIÓN JUDÍA

Texto académico de evaluación continua
Relaciones Internacionales I:
Teoría e Historia de las Relaciones Internacionales
(Grado de Ciencia Política y de la Administración -UNED).
La Het Achterhuis invita al ensayo acerca de un aspecto clave del III Reich: la Solución Final de la Cuestión Judía, eufemismo del legado criminal de Hitler sobrevenido en la Europa ocupada entre 1939 y 1944. Sosteniendo la hipótesis consistente en plantear el nazi como un Estado propenso a una expansión violenta e ilimitada y retroalimentado por los valores de una sociedad interesada que coadyuvó al sustento de la limpieza racial como núcleo de su salvación nacional (es decir, como ejemplo de la sociología schumpeteriana del imperialismo), la Endlösung der Judenfrage aparece como efecto combinado de la convergencia e interacción espacio-temporal de dos factores causales necesarios, aunque no suficientes: institucionalización política del antisemitismo y su tolerancia nacional e internacional.  
(1) En la dimensión político-ideológica, el antisemitismo hizo las veces de humus incubador de un odio racial institucionalmente ecológico. Tras inocular el nacionalismo pangermánico vienés y de participar en el Dreibund, Hitler, nutriéndose del antisemitismo europeo de finales del S.XIX, contribuyó, desde medios ariosofistas, a que éste cuajase en la Alemania de entreguerras en forma de fantasía mística racial que promulgaba la existencia, en una era prehistórica mítica, de una sociedad germánica pura que pereció al complot de la Iglesia y los judíos. Doctrinalmente heterogéneo, el epicentro ideológico del nacionalsocialismo fue su antisemitismo: culpable de la derrota de 1918 y del Tratado de Versalles, la raza judía era una amenaza para el germanismo, raza aria soberana y dominadora de unos untermenschen judíos convertidos en el Enemigo. Su pertenencia a las élites profesionales fue clave para que, siendo una minoría, se hiciesen acreedores de un odio racial al que, convertido en cuestión biológica, se le dio pátina científica mediante una perversa lectura de la selección natural. Después de la Nacht der Langen Messer y como movimiento contrarrevolucionario, en el NSDAP confluyó el descontento de la democracia parlamentaria, cuya crisis, agravada por la caída de Müller, culminó con el fin de la República de Weimar y el acceso de Hitler al poder, favorecido por la crisis y la miopía política de Hindenburg y Von Papen. Reconducido a las urnas como polo del ultranacionalismo antisemita interclasista, la potente arquitectura propagandística del NSDAP logró que el cuerpo electoral le otorgase una creciente presencia en el Reichstag conducente al III Reich. Difundido como Imperio de los Mil Años culminador de la historia germana y sobre los cimientos de la Weltpolitik  de von Treitschke, Hitler erigió un Estado totalitario y expansivo que, desatando una contienda mundial, perseguía el Lebensraum de un Imperio racial, la utopía del Estado ideal medieval que encarnó el Sacro Imperio Romano Germánico y el Estado de Bismarck. Si el Estado nazi inició su violencia sistemática contra los judíos con el Día del Boicot, las Judensterne y los pasaportes J, la culminó, antes de la IIGM, con tres hitos: 
(a) Las Leyes de Nuremberg, organizadas en la Ley de Ciudadanos del Reich, dividió la población en arios y no arios e institucionalizó los Lebensborn o la eliminación de vidas inútiles, mientras el ejército reclutaba miles de mischling;
(b) Con el pretexto de la muerte de vom Rath, el 15º aniversario del pustch de la Bürgerbräukeller se saldó con la Reichskristallnacht, pogromo por el que la estigmatización racial dejó paso al Tributo Expiatorio y a la idea de aniquilación de los judíos; y 
(c) Invadida Polonia y tomando como modelo Lodz, 3,3 millones de judíos eran confinados en guetos temporales. Dado que la derrota en la Batalla de Inglaterra desechó la última posibilidad de resolver la Cuestión Judía mediante la emigración (a Madagascar), la aniquilación devino en la opción para el 90% de los judíos en la Polonia de 1941. Si desde el mesianismo racial con el que fundó la Ahnenerbe, Himmler definió el qué (encargando una Solución Final mediante un genocidio como método de aniquilamiento), la Conferencia de Wannsee definió el cómo (ejecuciones sumarias, razzias, concentración en campos de trabajo, liquidaciones masivas o deportaciones al exterminio) y las Einsatzgruppen definieron el quién tecnificando y masificando el asesinato mediante el Zyklon B.
(2) En la dimensión socio-económica de una Alemania de nuevo en guerra y en la dimensión de las Relaciones Internacionales, no debe obviarse la tolerancia interna del pueblo alemán que convivió con la tolerancia externa de los países aliados opuestos a las Fuerzas del Eje, como nuevo actor político del complejo relacional internacional conformado progresivamente durante de la IIGM. Mientras los judíos eran expropiados, presionados para emigrar o internados en campos de concentración, la Conferencia de Évian, promovida por Roosevelt, evidenció la no-voluntad política internacional para ayudarles.

Cerrada Shangai y mientras Goering excluía económicamente a los judíos confiscando sus bienes, Times titulaba así: «El excedente masivo de la población judía permanece como grave problema», interpretado por los nazis como amplio consenso internacional antisemítico. Así pues, fuera y en una Drôle de Guerre, la Solución Final se consintió: cuando Jan Kozielewsky, infiltrado en Varsovia y Belzec, expuso lo visto a Roosevelt y Eden, obtuvo un «ningún asunto secundario debe interferir el objetivo [vencer]». Dentro, también: el populismo redistributivo de los beneficios de la IIGM (Estado del Bienestar financiado con el expolio de ocupados y judíos), compró la lealtad y aquiescencia de una sociedad germana que, asumiendo una cosmovisión nazi convertida en religión cívica radiofonizada, generó un consenso pasivo. Sin ambos factores muy probablemente la Cuestión Judía no hubiera existido y por tanto, sin la delirante construcción política y social del problema, no ha lugar ninguna ignominiosa Solución Final
Tuya, Ana.

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